Castigo (H bottom)

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- ¡Viktor!

Al oír su voz, el comisario Volkov volteó sorprendido. Se encontraba en medio de la gran comisaría de la LSPD rodeado por dos altos mandos y cuatro alumnos que apenas entraban al cuerpo.

Pronto, antes de darle tiempo a reaccionar, aquél hombre con bandana negra y chaqueta federal fue hacia sus brazos, tan rápido que casi se tropezaba por la acción.

- ¡H! - Exclamó Volkov, sosteniéndolo con fuerza - ¿Pero qué...?

- ¡Porqué me dejaste solo! - Chilló este abrazando su cuello, siendo escuchado por todos los presentes - Ayer en casa me prometiste que hoy patrullarías conmigo - Hizo un puchero

El comisario se ruborizó, viendo de reojo como sus agentes le observaban sosteniendo una risa.

Horacio sonrió por lo bajo.

- Te extrañé - Siguió fingiendo tristeza

- Joder H pero si estuve contigo en la mañana - Rio el ruso llevando sus manos hacia su cresta con suavidad

- Pero no es suficiente - Se pegó más a él

- Está bien - Suspiró el comisario con calidez - Ven conmigo

Con una sonrisa triunfal, H levantó la vista y le tomó de la mano

Los agentes, veían la escena embobados, nunca se imaginaron que el comisario tenía una relación y mucho menos con el mismísimo director del FBI.

- Muy bien...

De pronto, los espectadores dieron un salto al ver que su superior dirigió sus palabras a ellos.

- Fórmense en el parking, voy a organizar a la malla

Todos asintieron y de inmediato, corrieron hacia el lugar.

- Jeje - Rio Horacio, echando un vistazo a como todos se alejaban

- ¿Qué fue eso? - Inquirió Volkov aún con las mejillas rojas y no apartando su mano de la suya

- Ayer te dije que me la pagarías. - Le miró burlón. Su mirada de latte y matcha se clavó en la helada.

Horacio acercó su cara a la del mayor, sonriente.

- ¿O crees que me olvidaría de que me ganaste en el 'shot fire'?- Estando cada vez más cerca, sus respiraciones empezaban a mezclarse - Esta noche, quisiera una segunda ronda - Susurró para después lamer sus propios labios bajo la tela oscura.

- Lo que vas a ganarte - Acercó sus labios a su oído ahora Volkov, proporcionándole a H un escalofrío - Será un castigo

Horacio volteó hacia él y acarició con levedad su camisa.

- Entonces apresúrate a volver a casa - Dejó caer, alejándose de golpe, dirigiéndose hacia la salida.

Volkov quedó embelesado. Sentía que no podía esperar ha realizar su 10-10.

...

- Castígame Viktor - Dejó salir en un suspiro Horacio en cuanto oyó a Volkov entrar en su habitación.

El ruso paró en seco. De inmediato sus ojos se agrandaron y empezó a sentir cómo se la hacia agua la boca.

Horacio se encontraba de pie, de espaldas a él, vestido con un leotardo negro que acentuaba cada músculo, su dorada piel y su redondo culo.

- Castiga a esta conejita - Movió la cabeza, haciendo ver al mayor, una diadema que dejaba caer dos orejas de conejo alargadas atrás de su cabeza. Trató de agacharse, alzando aún más el trasero, pero no pudo.

Volkov tragó saliva y empezó a avanzar hacia él con lentitud, desabrochándose la camisa. Sentía que el piso temblaba y a él mismo derretirse cual hielo en verano con tan sólo echar un vistazo a la apetitosa figura que tenía en frente. Y aún observando detenidamente, pudo percatarse de que el moreno se hallaba atado con dos cuerdas que provenían del techo, chocando su pecho contra aquél colchón rojo que yacía en la pared de su habitación. Se quitó la camisa por completo.

- No sabes lo difícil que fue colocarme yo solo aquí - Le miró deseoso Horacio, percatándose del ahora torso desnudo de quien le hechizaba; logrando obtener más ansias de que este llegara hasta él - Así que no me quites de aquí hasta que hayas terminado

De pronto, Volkov dio un paso alargado, acercándose a él a una distancia mínima, en un parpadeo. Horacio dio un respingo por la impresión.

- No lo haré Soltnse - Susurró en su oído y empezó a acariciarlo. Llevó sus manos hacia las del menor, sintiéndolas apretadas entre las cuerdas. Fue bajando, rozando sus brazos desnudos, llegando a su espalda que era parcialmente cubierta por la prenda. - ¿Entonces te preparaste así para mí? - Llevó las manos a su abdomen

Horacio se retorció ante la ola de besos que el comisario comenzó a darle en la nuca y el cuello.

- ¿T-te gusta? - Se ruborizó

- Me encanta - Volkov tomó su mentón y le besó en los labios

Horacio quería dejarse caer ante tal maravillosa sensación, mas no podía por las cuerdas y el ruso que lo sujetaban.

- Hazme tuyo - Murmuró en cuanto este se apartó los labios de los suyos

- да - (Sí) Y volvió a su espalda para morderla con suavidad, bajando poco a poco hasta que la ropa se lo impidió - No voy a quitarte esto del todo - Descubrió uno de sus glúteos, apartando un poco la tela negra. - Eres exquisito - Lo masajeó con una de sus manos, palpando el curveado músculo con deleite.

- Quiero sentirte dentro - Gimió Horacio antes de que V se hincara y abriera aún más la parte baja del leotardo, descubriendo su trasero por completo.

- Lo harás - Musitó, para luego posicionar un dedo en su entrada, primero palpando con suavidad, para luego ingresarlo, pero después sacarlo tras unos momentos. Horacio se quejó del vacío, mas luego se deleitó al sentir la lengua del ruso en su lugar.

- Ah - Dejó escapar Horacio ante el húmedo toque - Mmm - Dio un respingo al sentir de pronto sus dientes.

- Amo cómo suenas - Volkov sin dejar de realizar aquél contacto, adentró una de sus manos bajo la prenda de H, hasta sus testículos. - Haz más música para mí - Los acarició, en lo que seguía disfrutando con la boca.

Horacio obedeció. Era imposible no hacerlo con aquellos movimientos de quien alguna vez había llamado 'oxidado'.

Maldito ruso, con tan sólo un toque o su voz, era capaz de llevarlo al cielo.

Entonces Volkov, siguiendo estimulando su entrada, adentró aún más su mano por la parte delantera del leotardo, delineando su erección.

- Veo que te ha afectado mucho cómo te traté en comisaría - Se atrevió a decir Horacio, con una enorme sonrisa, sintiendo su miembro ser apresado por la ajustada prenda y los dedos del mayor.

Volkov le tomó del glande de pronto y se puso de pie.

- Quisiste que te castigara ¿no? - Se pegó a él volviendo a acariciar su miembro de arriba a abajo.

Horacio se estremeció. El ruso había pegado el pecho a su espalda, por lo que pudo sentir la erección del ruso, escondida en su pantalón, entre su trasero. Apretó los ojos, deleitándose por el contacto.

- Hazlo... por favor - Más que una simple petición pareció un desesperado ruego. - T-tómame... - Respiraba agitadamente

Y como era de esperarse el ruso no pudo resistirse más. Desabrochó su cinturón, bajó su cremallera y dejó caer sus pantalones al suelo. Buscó algo con inmediación, logrando hallarlo a unos pasos sobre la cómoda del cuarto.

Alzó entre sus manos el pequeño bote de lubricante y se acercó a H. Mas, lo que este no esperaba es que Volkov volviera con un segundo objeto entre sus manos.

El comisario, tratando de que Horacio no se enterara, vertió un poco del líquido en el objeto y lo acercó a él.

El menor al sentir el contacto, pudo ver de qué se trataba.

- No quiero eso, te quiero a ti - Rezongó cuando sintió que el ruso lo colocaba en su entrada.

- Pero... - Lo movió de forma sugerente, como si quisiera introducirlo - Es tu dildo favorito - Murmuró acercándose a dar múltiples besos en su nuca

Horacio tembló, aquél bello toque que le daba cosquillas y placer, mezclado con la voz que había sonado tan filosa y excitante, sólo le hizo querer ceder a lo que fuera que el ruso hiciera.

Y Volkov, contento con su reacción y sin esperar palabra, se aseguró de que el leotardo no estorbara para luego introducir el juguete en forma de pene, obteniendo un delicioso gemido a cambio.

- Mgh - Horacio podía moverse poco, pero lo que alcanzaba a hacer lo hacía. Sintió cómo el soviético movía el juguete dentro suya, sacándolo y metiéndolo con suavidad, sin embargo al querer más contacto, trataba de penetrarse a sí mismo. Después, deleitantes mordiscos en su cuello no se hicieron esperar, en lo que el movimiento se hacía cada vez más rápido - Sí, ahí - Exclamó cuando la punta del dildo tocó el punto clave. La cabeza de Horacio reposaba en el colchón carmesí de la pared, tratando de ver al ruso de reojo lo más que pudiera. - S-sabes que me gusta mucho esto, pero - Trató de hablar entre jadeos - No quiero venirme si no es contigo

Entonces el ruso paró. Fue tan de golpe que hasta Horacio se sorprendió que lo haya hecho tan sólo un segundo después de sus palabras. Lo volteó a ver, se encontraba rojo. El menor sonrió victorioso por la reacción, sin saber que después, Volkov sacaría el juguete y de inmediato pondría su mano izquierda en su cabeza, pegándola con un poco de rudeza en el colchón.

- Eso es, castígame - Dio una gran sonrisa Horacio, temblando ante el cambio de actitud del mayor. - Castiga a esta conejita

Entonces Volkov tomó su propio miembro, aventando el juguete a un lado y lo colocó en la entrada de H. Esta palpitaba deseosa de recibirlo, en lo que su polla goteaba de felicidad por lo que estaría a punto de hacer. El comisario no quiso esperar. Llegó en un sólo movimiento hasta el fondo, deleitando a ambos, para luego dar duras estocadas en un ritmo constante.

- Agh - Gemía Horacio ante la repentina dureza, que lejos de disgustarle, le hacía alcanzar cada vez más las nubes - Siga, comisario

Y a Volkov le volvía loco que le dijera así. Dejó de presionar su cabeza, para luego abrazarlo por el pecho y acariciar su cuello con una mano. El vaivén se volvió más frenético al tenerlo tan cerca.

Horacio no podía parar de gemir y Volkov no podía parar de dar gruñidos. La velocidad de las penetraciones era impresionante.

- Mmmg Volkov no puedo más - Lo mejor vino, en cuanto el ruso tomó su miembro y empezó a acariciarlo de arriba a abajo sin modificar el delicioso ritmo - Quiero que te vengas dentro de mí ¿Oíste?... Lléname, sólo como tú sabes hacerlo

- H - Volkov jadeó, sintiendo un cosquilleo y un gran calor en la parte baja - Vente conmigo - Apresó el cuello de piel morena entre sus dientes, provocando una corriente eléctrica en todo el cuerpo de Horacio, que terminó por cumplir lo que había pedido con anterioridad.

-Ah ah - Dejó salir, viendo como la mano de Volkov fue manchada y sintiendo como su interior era humedecido cada vez más.

+18 Que sea conmigo ~ Volkacio Oneshots 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora