(Contiene Feederism, si no te gusta, te recomiendo no leer).
Sam y Erika han sido amigos desde hace unos años, se conocen muy bien y tienen una gran confianza el uno del otro, pero ambos tienen un pequeño secreto sobre su amistad, algo que el otro n...
El viaje, luego de todo lo vivido, llegaba a su fin.
Sam y Erika se encuentran a escasos metros de casa.
Pero aun podrían haber algunas sorpresas antes de que su camino terminara...
...
Sam
El momento que temía en el fondo estaba por llegar, ya que al bajarnos de este auto, era muy probable llegar a casa, y ver a mis padres justo ahí.
La sola idea me erizaba la piel y me ponía bastante nerviosos.
Frida encontró una esquina para el auto, y comenzó a ir hacia ella para detenerse
Erika
Habiendo encontrado una esquina a de hecho solo algunas cuadras de la casa de Sam y mi casa, Frida se detuvo lentamente, teniendo cuidado por el percance de hace rato.
- Bueno... su parada chicos. - Anuncio ella al detenerse por completo.
Lentamente bajamos del auto, con los mismos problemas de al principio, ya que Elena y Daniela tambien quisieron bajar para despedirnos a Sam y a mi.
- Adiós a ambos... y gracias por siempre ser tan amables conmigo. - Comenzó a decir Elena frente a nosotros dos. - Y Erika... cuida a este chico que tienes, vale mucho jeje.
Sam sonrió con ese comentario, mientras yo abrazaba a Elena dulcemente, así como ella a mi, juntando nuestras panzas rellenas de kilos demás por ultima vez.
En cuanto solté a Elena, Daniela se lanzo hacia mi, despegando por un segundo sus pies del suelo y hundiendo su cabeza en mi pecho, para luego colocarla sobre mi hombro. Escuché su voz algo temblorosa y quebrada:
- Ad...ios... mi... mi glotoncita favorita del mundo entero. - Dijo cerca de mi oído.
- Pero... supuse que esa era alguien mas ahora. - Conteste, refiriéndome obviamente a Elena.
Ella guardo silencio unos segundos mientras seguía abrazándome con igual intensidad.
- Entonces... - Comenzó a decir, deteniéndose al intentar no derramar una lagrima. - Entonces... Adiós... mi otra glotoncita favorita en todo el mundo.
Apretó mas el abrazo, juntando mas aun su regordeta panza contra la mía.
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Definitivamente, ella había cambiado... Y no solo hablaba de su gran aumento de peso y talla.
Cuando Daniela me soltó, vi a Sam terminando de abrazar a Elena, despidiéndose tambien de ella.
