Capítulo I

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Permanezco pegada a la ventana, espiando por una ranurita de la cortina, todo está listo, y realmente luce tal y como lo soñé, la capilla blanca frente al mar decorada con mis flores favoritas: rosas blancas y lirios rosados, mi familia y la de Emiliano ya se encuentran debidamente sentados en dirección a la capilla, el juez que nos casará está parado bajo un techo de flores, todos esperan por mí, y yo sigo aquí escondida como una niña de siete años, me sudan las manos y tengo un nudo en el estómago, ¡Hoy me caso! Se supone debería ser el día más feliz de mi vida, pero en realidad estoy presa del pánico.

Veo el hermoso vestido blanco que reposa sobre la cama, Elenna y mamá me ayudaron a escogerlo, tiene un delicado corte en V adornado de hermosas flores de encaje, se ajusta perfecto a mi cintura, y de él se extiende una falda de seda con detalles de encajes terminando en una delicada cola.

Lo amo, solo que, en este preciso momento, me siento horrible.

Abandono mi posición y me coloco frente al espejo, deslizó mis dedos por las leves estrías que quedaron en mi abdomen y siento como se humedecen mis mejillas, quedé delgada después de tener a Emi, pero siento que mi cuerpo cambió, y me aterra que a Emiliano ya no le guste.

Desde el nacimiento de Emille, hace casi cuatro meses, no he tenido intimidad con Emiliano, más por mí que por él, le dije que quería esperar hasta después de casarnos para así hacerlo más interesante, pero la verdad es que he evitado a toda costa que me vea desnuda, y me molesta portarme así, nunca me había sentido insegura de mi cuerpo.

Emille comienza a llorar y la levanto enseguida de la cuna.

—Hola mi pequeño Alíen—la posiciono junto a mi pecho para alimentarla—Vas a desaparecer a mami si sigues comiendo así.

Por supuesto ella me ignora y sigue devorando mi pecho.

—¡Bianca! —grita Elenna tras la puerta —más vale que salgas de allí o tumbaré esta puerta y te sacaré a rastras—trata de forzar la puerta, pero no puede entrar porque le pase seguro.

—Necesito un poco más de tiempo—suelto en un tono bajo.

—Se acabo tu tiempo, y voy a buscar a la única persona que sacará tu trasero de ese cuarto—amenaza.

—¡No!—grito y me acerco a la puerta, pero es tarde, escucho sus pasos alejándose.

<<Traidora>>

—Emi quiero que más tarde vomites a tu tía de pies a cabeza—confabulo con mi pequeña cuando suena dos toques en la puerta.

Suspiro resignada.

—¿No estará pensando dejarme plantado?—escucho la dulce voz de mi futuro esposo.

Me recuesto tras la puerta, quiero, pero no puedo abrir.

—¿No sabes que es de mala suerte ver a la novia con su vestido antes de la ceremonia?

—¿Ya te pusiste el vestido?—pregunta, pero sospecho que sabe la respuesta.

—No sabes que es de mala suerte ver a la novia con la lencería que usará en su noche de bodas?—reformulo la pregunta y lo escucho reír.

—Podría entrar y quitártela toda en un minuto—me tenta y lamo mis labios automáticamente.

—No seas pervertido que tu hija te está escuchando.

—Nena abre la puerta—cambia su tono a serio y me preocupo, me acerco a la cama y hago maniobras para ponerme la bata mientras cargo a Emi.

Respiro profundo y abro la puerta.

Enseguida entra Elenna y le lanzó una mirada de odio a Emiliano por tenderme esa trampa.

Lo que Aprendí de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora