CAPITULO XXIII

3.3K 249 56
                                    

Marco Collins

—No, no, no. ¿Dónde estas Bianca? Maldita sea, no puedo perderte ahora—, salgo del edificio corriendo hacia el yate que tenía previamente preparado. Le marco a Miller por doceava vez.

—¡No vayas a hacer nada estúpido! —me dice en cuanto atiende—, estoy a dos minutos, y ya pedí que prepararan un yate para que vayamos por ella.

—¡No lo entiendes Miller! Ella esta a merced de ese par, o por lo menos de uno. ¡Hubo disparos, puedes entender lo grave que es todo esto! — continúe corriendo, si al llegar al puerto ella y su equipo no están, me iré solo.

—Claro que entiendo, pero tenemos que hacer las cosas bien, si no nada habrá valido la pena.

Sé que tiene razón, pero yo le prometí a Bianca que la protegería, y no faltaré a mi promesa, así eso signifique perder todo el caso.

Al cruzar el puerto me encuentro con el yate de la policía, se identifica por las luces rojas y azules que alumbran todo el lugar. Subo de inmediato, segundos después de mi sube Miller.

—Andando—da la orden—Marco entrégale a Luciano la última ubicación del GPS que le colocamos a Bianca.

Obedezco y le doy las coordenadas al que controla la nave. Me ubico en la proa, esperando tener mejor vista del mar para identificar el yate en donde esta Bianca. La incertidumbre de lo que este ocurriendo abordo me desespera a cada segundo que pasa.

—¿Entonces la descubrieron? —me pregunta Miller.

—Entiendo que sí, luego de realizar la transferencia se escucho la voz de alguien más. Bill. Se suponía que estaría ella sola con Jeff. Es mi culpa. Era mi trabajo que todo estuviese perfectamente coordinado, la puse en riesgo. Quizás ya esté muerta.

—No te adelantes—bramo Miller—, ella es una mujer bastante inteligente, estoy segura de que pudo manejar la situación.

—Eso espero.

Hemos recorrido mas de treinta minutos, y aun no hallamos el barco, mis peores miedos se intensifican con el paso de los minutos.

—¡Creo ver algo! —Grita Miller—Luciano acelera.

Me acerco a ella y puedo ver a lo lejos el yate, se me hace un nudo en el estómago.

Dios que este viva, por favor.

Puedo vislumbrarla en la pro, cruzamos miradas y me dedica una leve sonrisa. Luego cae por la borda.

—¡Bianca!

Me lanzo de inmediato al mar, todo esta oscuro, me sumerjo para tratar de sacarla. Miller enciente una linterna para guiarme hacia Bianca. Negro es lo único que puedo ver, salgo por oxígeno, y entro nuevamente al mar, estoy a punto de salir por oxigeno cuando la veo, la tomo por el brazo y la saco.

Esta inconsciente, Miller me ayuda a subirla.

—No tiene pulso—informa con preocupación—Luciano acelera, hay que llegar a la clínica.

Nos vamos de la escena, pero enseguida llega otro yate de la comisaria.

—Revisen el lugar con cuidado, puede haber un hombre o dos armados. —Informa por la radio Miller al barco que llego de refuerzo.

Realizo la maniobra de RCP, hasta que Bianca expulsa el agua. Recupera el pulso, pero es sumamente débil, ha perdido mucha sangre. Tiene una bala en el hombro y señales de haber sido golpeada repetidas veces.

—Debes resistir, por favor—le susurro mientras la abrazo para darle calor.

El regreso a la costa se hace eterno, en cuanto llegamos hay una ambulancia esperándonos, suben a Bianca a una camilla y voy con ella a la ambulancia. Busco con la mirada a Miller quien habla por la radio.

Lo que Aprendí de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora