La noche se asoma lentamente y en un rincón perdído de mi habitación, en aquella muralla, un reflejo me intriga, sin pensar en nada, lentamente me levanté y me dirigí en silencio hacia aquella ventana de cristal que ampliaba de manera tal mi pequeño mundo individual. Un antiguo espejo que desde muchos años se encontraba en mi poder e ignorando a ciencia cierta el origen y el por qué aún se mantenía en perfecto estado.
Como es habitual en todas las familias, al parecer éste espejo debió haber pasado a ser posesión de varios dueños y el último era yo, aunque hasta en este instante a nadie le importaba.
De frente a aquel espejo comencé a sentir una sensación extraña, a pesar de saber que mi imagen se reflejaba en él, la persona que estaba frente a mí no era yo, me transmitía pensamientos y emociones como queriendo decirme algo, mi corazón poco a poco aceleraba su ritmo mientras que mis dedos inconscientemente se acercaban para tocar ese mundo silencioso y diferente que mis ojos desde aquel momento comenzaban a explorar.
Es extraño, sentía que mi propio yo me observaba y analizaba. Di media vuelta y como si fuera un hombre inerte me fui a la cama pensando en ese mundo interno que estaba allí y que nunca le había prestado atención.
Me fue imposible conciliar el sueño, la imagen en el espejo me desconcertaba, por qué nunca antes me había sucedido algo así. Vuelta tras vuelta en la cama no sé cómo llegué nuevamente a estar de frente a ese cristal, en la cabeza como mariposa revoloteaba una sola idea, ese mundo silencioso que sólo existía en aquel espejo sería un mundo real?, pero al instante volví a la realidad y sonreí por mis absurdas dudas.
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El otro lado del espejo
FantasyMuchas veces no conocemos quíen está delante de nosotros cuando estamos frente a un espejo. Sin embargo, qué pasaría si nuestra propia imagen tomará nuestro lugar y viceversa? ...