Parte 4 Un mundo distinto

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Mi otro yo se detuvo antes de llegar a la puerta y yo al llegar al portal lo miré y sin mediar palabra pues ya me hallaba sumergido en ese lenguaje de pensamiento, me despedí y Salí hacia aquel lugar desconocido.

Era un mundo diferente como lo he mencionado en varias ocasiones anteriormente, una dimensión paralela en donde había vida completamente similar a la del mundo que yo conocía, exceptuando solo que nadie se hablaba o compartia una conversación.

Caminé en rumbo solitario donde el destino quisiera llevarme. El cansancio no existía, me detuve en una playa de arenas blanca y un mar calmo, sin la presencia de olas, las aguas cristalinas como espejos reflejaban un cielo celeste con escasas nubes y las que se asomaban eran de una textura increíble, parecían echas a mano, manos de insoportable perfección.

Algo me detuvo e hice un descanso tumbándome en aquella arena blanca de esa exquisita playa, observé el horizonte donde revoloteaban aves, aves hermosas que jugaban, en aquel cielo y tocando con sus alas la superficie del mar.

Cerca de la orilla y adentrándose hacia las pacientes aguas, tres muchachas  se bañaban alegres y despreocupadas de que yo estuviera mirando, ellas me observaban y reian, eran las únicas que emitían sonidos en estemundo en el cual iniciaba un mágico paseo, estas tres muchachas eran sirenas, hermosas sirenas que se sumergían, emergían, me miraban  volviéndose a sumergir mostrando sus espléndidas colas de color turqueza, su piel de color coral palido y sus húmedas y largas cabelleras color atardecer que como suaves cortinas de seda caen sobre sus pechos ocultando su inevitable belleza.

Las tres muchachas sirenas prestaron atención en mí y en forma de curiosidad ellas se miraban y se susurraban al oído como tramando alguna travesura en la que yo seguramente seria el protagonista.

El otro lado del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora