Parte 10 Mi eminente regreso

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Como por arte de magia me situé en otro lugar donde habían muchos valles y montañas muy altas , rodeadas de árboles milenarios, un bosque exuberantemente verde donde se escuchaban el trinar de las aves , era un bello concierto natural, o debo decir ¿concierto extra natural?.

Habian prados bellísimos de flores de diferentes formas y colores nunca antes visto en mi mundo.

Una pradera verde donde pastaban caballos voladores, otros en pleno vuelo confundiéndose con las maravillosas nubes que matizaban el celeste cielo.

Mientras los observaba, uno se acercó a mí como invitándome a emprender un vuelo seguro, lo monté  y surcamos el cielo  cual lo hace una gaviota en un atardecer marino. La vista era maravillosa, se sentía  en plenitud una paz saciadora, esa paz que en mi mundo no existe y no hay dinero suficiente para comprarla. Siento que ya no quiero volver a mi mundo  de desesperanza y maldad, pero a pesar de estar en aquel sitio mágico debía sumirme en mi propia realidad.

Al finalizar aquel magnifico e inolvidable vuelo y cuando aquel radiante caballo blanco  tocó tierra pude divisar entre los árboles cercanos a la pradera a mi reflejo, él me estaba esperando.

Muy lentamente me acerqué a él y por primera vez lo tuve frente a mí sin el espejo de por medio.

Era notable el parecido, obvio era mi propio reflejo,pero ahora en carne y hueso, como si fuera mi hermano gemelo que nunca tuve.

Pasaron varios segundo, minutosu horas, que quedamos frente a frente, mirada con mirada, ciertamente no lo sé, pues el tiempo no era tiempo. De pronto surgió la conversación telepática, ya era hora de volver medijo,

Sentí que el corazón se escapaba de mi pecho.


El otro lado del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora