El otro lado del espejo

Parte 7 La vida... Un paso

Junto a las tres sirenas y en compañía de dos tritones subimos hasta lo más alto del castillo, la torre que sobrepasaba la superficie del mar.

Contemplamos un atardecer hermoso, el gran astro sol se ocultaba en el horizonte, entregando toda su majestuosidad, tornando un bello paisaje de color dorado que nunca antes  ojos humano habían visto antes o al menos yo nunca lo había apreciado, en mi mundo de apuros cotidianos.

Mientras el sol se ocultaba,los dos tritones entonaban unas melodías con unas bellas caracolas y al unísono las tres hermanas sirenas cantaban canciones, era la primera vez que escuchaba las voces de ellas, canciones hermosas que llegaban al corazón y aquietaban el alma.

Lentamente el cielo se oscurecía y se asomaban las estrellas iluminando el firmamento en un acto de mágia infinita. Mientras las sirenas continuaban cantando, comenzaba a llegar una luna hermosa y grande que se reflejaba en pleno mar y destellando ondas de plata que cual luciérnagas danzaban en la oscura noche, muchas veces confundiéndose con estrellas fugaces perdiéndose en la inmensidad.

Con solo estirar mis manos parecía que alcanzaba las estrellas.

Al amanecer desperté a orilla del mar y recostado en las blancas arenas, comencé a tomar conciencia de dónde me encontraba. Las sirenas habían desaparecido.  En soledad me levanté y caminé por esa ciudad irreal.

Mientras mi reflejo se hacía protagonista en mi mundo, tomando todas las obligaciones que la sociedad y la misma vida nos impone desde que nacemos, ahora entiendo el por qué cuando abrimos nuestros ojos en el momento denacer, lloramos, pues como presintiendo que este mundo está plagado de dolor mezclado con una escasa pero a la vez deseada dicha, incomprensión y muchas veces destierros. En fin el paso por esta vida es solo eso, un paso, una prueba  de vida la de la cual debemos aprender, ser mejores cada día y entregar lo mejor de cada cual para alcanzar la gloria.