Parte 8 Un mundo ideal

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Mi reflejo asumió mis responsabilidades cotidianas, en donde como una persona dormida  camina sin darse cuenta de lo que la vida le ofrece antes sus ojos, caminando como un ciego sin apreciar el azul del cielo, la belleza de la naturaleza, los colores de las mariposas que revolotean en las flores que a su vez nos ofrecen sus maravillosas formas y fragancias, ver un amanecer y una espectacular puesta de nuestro sol, somos tan ciegos, sordos y despreocupados, que nos volvemos egoísta y no nos preocupa mas que nuestro dolor individual y nos olvidamos que con tan solo una palabra de amor podemos mitigar el sufrimiento de los demás.

Creo que para mi reflejo también debía ser extraño mi mundo, pues a mi modo era como luchar día día en una batalla interminable. 

Estos momentos en que me encuentro descansando en estas playas blancas, imagino con un poco de ironía lo complicado que él debe encontrarse en esa selva donde cada día se debe luchar contra todos y contra uno mismo para que en cada nuevo comienzo o mejor dicho inicio del anochecer, llegar exhausto y a la vez prepararse para otro día de lucha, y así será siempre.

Seguí descansando  en la bella playa mirándo el cielo azul y aquel sol radiante que no cegaba mis ojos, me sentía como en vacaciones en un mágico lugar sin tiempo, sin miedos y sobre todo sin preocupaciones, era un lugar ideal que toda persona debe haber añorado alguna vez.

El otro lado del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora