Capítulo 14- ¡Carmen!

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-Tenemos que volver a casa- comento Sami mientras se recuperaba de su tercer orgasmo –no me gusta dejar a los niños tanto tiempo con Emilia, ella está aquí para hacer otras cosas y no de canguro- aclaró mientras se levantaba y comenzaba a vestirse.

Edgar se quedó tumbado observándola, llevaban en el barco casi cuatro horas y se sorprendía  lo insegura que había estado Sami cuando piso el suelo de madera por primera vez y lo firme y decidida que ahora estaba. Ya no le apartaba la mirada ni intentaba taparse, ahora se paseaba de aquí para allá recogiendo sus prendas mientras reía por la manera tan desperdigadas que habían quedado.

-Vamos a casa pues- fue todo lo que contesto él.

Entre risas, bromas y caricias fueron vistiéndose. A veces se ayudaban el uno al otro acomodando mejor sus ropas y el pelo. Sami optó por hacerse un moño porque después de la triple sesión de sexo su pelo era indomable.

-Después de esto ¿hoy no hace falta hacer ejercicio verdad?- pregunto burlona.

-Por hoy ya es suficiente, estoy destrozado. Sami eres incansable- reprochó.

-Mi frustración puede alcanzar limites inimaginables- fue su contestación.

Siguieron con el cachondeo de camino a casa. Al llegar a la orilla del lago los dos se giraron inconscientemente para ver el barco. Ese barco en el que habían arreglado sus “diferencias” estaba allí flotando ajeno a todo, volverían a hacerle una visita o dos…

-Sami cariño han llamado tus padres, pasado mañana vienen y se quedan hasta el fin de semana, se ve que Oscar a arreglado unos papeles y no tiene nada que hacer esos cuatro días- comunicó Emilia.

Sami comenzó a saltar y a bailar por toda la cocina emocionada, los echaba muchísimo de menos, tenía ganas de verlos y estarían aquí por cuatro días, perfecto.  Así también podría preguntarle a Oscar alguna que otra duda sobre el papeleo que tenía que hacer ella, porque a pesar de haber estudiado mucho, había cosas que no se le quedaban y tenía mucha dificultad para solucionarlas.

-¿Y los niños?- preguntó tras darse cuenta de que no estaban con ella.

-¿Tu qué crees? Cuando han venido Carmina, Concha y Gema me los han robado y todavía nos los he visto- informó.

-Pero ellas ya deberían haberse marchado, hoy solo venían una hora- comentó extrañada.

-Si pero cuando han visto que no estabas, que los estaba cuidando yo, han venido con la excusa de quitarme trabajo de encima y se los han llevado. Sami déjales claro a esas tres lagartas que a esos niños los cuido yo- soltó con un tono de indignación, pero se quedaba en eso porque en sus ojos se veía lo divertido que le resultaba la situación.

Esos niños habían encandilado a todos los adultos que entraban en la casa, todos y cada uno de ellos se moría de ganas por tenerlos para ellos solos. Incluso el arquitecto y los obreros de la casa grande dejaban de trabajar solo para ver a los niños cuando Sami se acercaba a preguntarles que tal iban las obras.

Cuando hizo el aman de subir por las escaleras Edgar se despidió de ella, iba a ayudar a David con los caballos. Tras darle un beso en la mejilla, que duro más de lo normal se marchó y ella puso rumbo al tercer piso.

Sami fue a la habitación de los niños y allí estaban las tres mujeres jugando con ellos, la imagen era preciosa, los bebes sonreían sin parar mientras ellas le hacían caritas y cosillas, era enternecedor.

-Así que sois vosotras quienes habéis robado a mis niños…-bromeó.

-Hola cariño- saludaron las tres a coro- sí, cuando hemos llegado y los hemos visto con Emilia no nos podíamos resistir a quitárselos y aquí estamos- añadió Gema.

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