El clima es fresco, muy temprano por la mañana y una chica pelinegra apenas rodeada en una corta tolla toma su desayuno acompañada por el humo de su cigarrillo y el tenue sonido de la radio de fondo, la mitad de su rostro es cubierto por su largo y voluminoso cabello negro, revisa cuidadosamente las noticias del periódico cuando el sonido de la puerta del baño la distrae.
-Gracias por lo de anoche, Sanemi -Un hombre alto de cabello canoso sale del baño recién duchado con un traje gris y un maletín en la mano, se aproxima a dejar un pequeño beso en la frente visible de la chica y coloca un fajo de billetes sobre la mesa, Sanemi deja salir un pequeño murmuro afirmativo
-Salúdame a tu esposa -Bromea mirándolo de reojo
-Lo haré -El hombre finalmente se despide y se retira, Sanemi deja salir el humo de su cigarrillo con calma cuando una notificación ilumina la pantalla de su celular y lo acerca a su rostro con calma, lee detalladamente y el teléfono cae sobre la mesa dejando un sonido hueco detrás que hace eco en su comedor.
Han sido dos palabras, solo dos palabras que la han dejado absorta, no solo por el contenido sino por el remitente, toca su pecho y no sólo el sonrojo inunda sus mejillas, un par de traviesas lágrimas también, revuelve un poco su cabello y se acomoda la toalla, respira hondamente tapando su boca para no dejar salir sus pequeños gimoteos y se aproxima al baño decidida a tomar una ducha.
"Te necesito
-Chisaki"
...
¿En serio piensa que con un par de palabras la hará volver después de todo lo sucedido entre ellos? Sanemi resopla, disgustada sin dejar de mirar de reojo el pequeño aparato sobre su tocador mientras cepilla su cabello, definitivamente no responderá.
...
Sanemi toma el desayuno masticando con especial molestia el tocino que cruje entre sus dientes, sin dejar de mirar el pequeño celular como si pudiese explotarlo con la mirada, que lástima que su don no sea precisamente ese, resopla de nuevo alejando un poco de su negro cabello de entre los labios, definitivamente no lo hará...
...
Se mira de nuevo en el espejo, otro cliente más se ha ido y mira por el reflejo del espejo el fajo de billetes a un lado del pequeño aparato electrónico que le ha quitado el sueño la ultima semana, mordisquea sus labios, no ha recibido otro mensaje, sea lo que sea no debe ser tan importante, ¿o sí? Resopla mientras frunce las cejas y regresa la mirada al espejo, no, definitivamente no...
...
Se mira al espejo, presta atención a cada pequeño detalle, su atuendo es un vestido negro ajustado que deja relucir sus atributos de forma sugerente, zapatillas igualmente negras, guantes largos y un maquillaje casual, casi natural, mira su único ojo visible, brilla con un tono azul marino, se asegura de colocar suficiente máscara de pestañas, toma sus pertenencias en un bolso, se coloca unos lentes oscuros y parte a su destino con los nervios a flor de piel maldiciendo por dentro el mensaje y a si misma por no ser más fuerte.
-Señorita Sanemi -Al llegar a su destino un encapuchado vestido de blanco la recibe apenas cruzar el negro y enorme portón de la residencia yakuza.
-Ah, Hari, que gusto ver que estás bien -Sanemi sonríe quedamente y saluda
-Diría que el sorprendido soy yo
-Chisaki me envió un mensaje, supongo que necesita ayuda con algo -Sanemi quiso sonar lo más desinteresada posible, pero era difícil mentir para alguien como ella, Hari solo asiente y le ofrece uno de sus brazos con amabilidad
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El camino que elegimos
FanfictionSanemi ama a Chisaki del modo en que no podría amar jamás a nadie, pero después de haberse roto tanto parece que su único lugar es a lado de esos labios rotos. "Chisaki, el amor es cruel, es enfermizo, es doloroso y traicionero, y aun así... es lo q...