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Susan limpiaba algunos libros expuestos a las cenizas de otros, estaba concentrada en su trabajo de hace semanas; por lo que había escuchado de Namjoon su hermano estaba bien y seguía en el departamento donde ella vivía anteriormente.

No le había gustado para nada la idea de que su hermana ahora trabajaba para aquel hombre, no la soportaba y por eso le había escrito una carta pidiéndole que regresara para partir a América y hacer una vida allá. Sin embargo, su carta fue devuelta junto con una pequeña nota donde le deseaba felicidad y siguiera su camino, por nada del mundo saldría de allí, menos cuando tenía una deuda y su palabra con un hombre que según por lo poco que sabía había sufrido mucho.

Ya la biblioteca estaba casi lista, solo colocaban nuevos cristales en una de las paredes, y vaya que cuando vio el diseño se sorprendió. Era un mosaico en cristales de una enorme rosa roja, pensó que tal vez podía ser por su prometida y que el realmente si la quería, pero por lo contado tiempo después por la misma Nana entendió que era porque según ella esa era la rosa favorita del joven.

– ¿Almorzaras conmigo?– dio un brinco en su lugar, no había escuchado cuando llego– lamento el asustarte.

–No te preocupes, estaba concentrada y no te oí. ¿Almorzar?

–Hace un buen clima, tengo una mesa en el jardín. Puedo mandar a llevar nuestra comida.

–No es necesario, puedo comer con los empleados.

–No – ella pestaño al oírlo negar– quiero que compartas una comida conmigo, desde aquella cena no quieres acompañarme y mucho menos estas cerca cuando mi presencia esta en algún lugar. ¿Me odias?

–No, no lo odio. No ha hecho nada malo para tener ese sentimiento hacia usted.

– ¿entonces...? No entiendo que hice mal.

–Señor Namjoon, soy su empleada. Estoy aquí para pagar mi deuda con usted por las fechorías de mi hermano– bajo la mirada y suspiro– no quiero que...

Sus palabras quedaron al aire cuando Namjoon tomo su cintura y la empujo contra uno de los estantes de madera. Sus rostros estaban cerca y su mirada achocolatada tenía una batalla con una verde. Jamás pensó en atreverse a tomar tal acción, pero le desesperaba en demasía saber que ella no quería acercarse a él.

– ¿Qué hace?– trago cuando el desvió su mirada a sus labios.

–Acorralo a una dama– sonrió dejando ver sus hoyuelos– una dama que me evita a toda costa como si tuviera una enfermedad extraña, déjeme decirle que la única cosa que tengo y pueda llegar a ser contagiosa si sigue cerca es atracción.

Directo, esa fue la palabra que cruzo por la mente de Susan al sentir como se acercaba a cada vez más a sus labios.

– ¡Oh!– una exclamación los hizo separase de golpe– lo siento, joven Kim la mesa en el jardín esta lista.

–Gracias, nana– sonrió– ya vamos.

–No dije que iría, Señor Kim.

–No te di alternativa– la miro– te espero, y si no vienes te vendré a buscar y cargare hasta afuera.

...

Después de su dulce almuerzo donde él le contaba lo maravilloso de su antiguo país y una hermosa tarde paseando por el jardín, Susan subió a su habitación dejando su pijama en la cama. La tarde había caído y toda la casa estaba completamente en silencio.

La brisa llegaba hasta donde ella peinaba su cabellera larga y húmeda por la ducha recién dada. Sonrió cuando recordó inconscientemente aquel acercamiento. ¿Estaría atraído hacia ella? No se consideraba fea, de hecho era muy linda, ella se amaba a sí misma y creía que algún día llegaría alguien que la amara de igual forma ¿Ese sería el? negó con los ojos apretados, apenas y llevaban semanas de conocerse.

Una mano tapo su boca impidiéndole gritar, un brazo paso debajo de su estómago y la alzo con fuerza sacándola de allí. Sus ojos se cristalizaron al no poder gritar, sus piernas pataleaban para poder al menos hacer el ruido posible y que llegaran los de seguridad; pero solo observaba como bajaban con ella hasta la sala.

Una gran tacleada por parte de alguien los hizo caer a los tres dejándola completamente en el suelo frio, sus oídos pitaron y su cabeza dolía por el impacto. Sus ojos se nublaron y solo veía como dos figuras a la lejanía estaban juntas en el suelo.

– ¡Aléjate de ella! ¡Vuelve a ponerle una mano encima y te mato!

– ¿Así como a tu esposa?– Susan reconoció la voz inmediatamente de quien la tenía presa– ¿también la encerraras y la lanzaras de la ventana, bestia?

Sin saber de dónde tomo la valentía se levantó parpadeando varias veces y recobrando sus sentidos, camino hasta colocarse delante de Namjoon y le propino una cachetada al hombre.

–Jamás en tu vida vuelvas a entrar en esta casa, jamás en tu vida vuelvas a entrar a mi habitación y tratar de llevarme a la fuerza– dijo entre dientes– y no vuelvas a llamarlo así ¿Me oíste? O yo misma te entierro, Ken.

– ¿Enterrarme?– rio– ¿Ahora te alias con este imbécil, Susu? Este hombre me encerró, me dejo allí y luego secuestro a mi hermana para quedarse con ella. ¡Es un salvaje! Y no permitiré que te quedes en esta casa con él, en este momento recoge tus cosas, nos vamos lejos de todo Susan Walker. 

 

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La Bella y la Bestia 🌹Kim Namjoon🌹©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora