Loud | Ziall

O37

[Esto ya es lemmon 🍋, están advertidos]

Las manos de Zayn se deslizaron debajo de la remera de Niall, el rubio tembló un poco por el frío tacto de estas sobre su piel, pero no lo apartó.

Con el torso del chico al descubierto, Zayn comenzó a besar, primero con cariño, luego dejando marcas rojizas, hasta llegar a los sensibles pezones de Niall, que lamió y succionó, sosteniendo al chico por la cintura, sintiéndolo temblar, mientras los suspiros se convertían en jadeos de placer.

Niall tomó la remera de Zayn, apretándola entre sus manos, el pelinegro se separó de él para quitársela, quedando ambos iguales, atrajo al menor hacia él, presionando sus cuerpos, mientras lo besaba de nuevo, enganchaba sus pulgares debajo de los pantalones y la ropa interior del rubio, deteniéndose un momento, como si pidiera permiso.

Notó a Niall detener el movimiento de sus labios un segundo, antes de asentir, dejando que Zayn terminara de desnudarlo completamente.

Girando a ambos, dejó a Niall acostado sobre las sábanas, conforme su boca bajaba por el torso del rubio, lamiendo y besando su piel, con sus manos acariciando sus muslos, notando el miembro del chico, que comenzaba a elevarse.

Zayn se apartó un momento para quitar la ropa de su parte inferior, no sin antes tomar el tarro de vaselina del regalo de Harry, que había puesto en su bolsillo antes de subir, dejándolo sobre la mesa de luz.

Regresó a la cama, para colocarse sobre Niall, gateó un poco para llegar hacia su rostro, sonreír, y luego volver a besarlo con intensidad, recorriendo la boca del otro con la lengua.

Bajó sus caderas para friccionar su miembro contra el del menor, sacando un jadeo de ambos, endureciéndolos aún más, fue a besar de nuevo el cuello de Niall escuchando los sonidos que salían de sus esponjosos labios con cada roce, fue aumentando la velocidad.

— Zaynie— llamó Niall, agitado, si el chico seguía así acabaría antes de que pudieran avanzar más—. Den-tro— masculló, con algo de dificultad por las sensaciones que recorrían su cuerpo.

—¿Ya quieres que entre, lindo? — preguntó el pelinegro, sólo para ver al rubio asentir, con necesidad—. Lo que me bebé deseé.