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— ¿Qué escribes, Niall? — preguntó Louis, inclinándose un poco hacia el cuaderno, entre las manos del rubio.

Automáticamente apartó el objeto.

— Bien, bien, no lo leeré— Louis se tiró hacia atrás.

Era la tarde, el cuarto blanco se había llenado de regalos de múltiples colores, entre globos, peluches y flores.

En ese momento estaban ellos dos, ya que Zayn y Harry habían salido a comprar algo de comer para la tarde, galletas y café, ya que lo que le servían en el hospital era sólo para Niall y además, insípido.

Todos concordaban que debían recibir algo mejor.

Lou-is— llamó, cuando cerró su cuaderno, sentándose en la camilla para mirar mejor a su amigo—. ¿Cómo es-tán tus pi-ernas? — preguntó, señalando su silla.

Louis sonrió.

— En la última sesión de la terapia dí mis primeros pasos— dijo, sonriendo con evidente alegría—. Iba con andador y tenía a la terapista sosteniéndome, pero... Fueron mis pasos.

Niall sonrió, aplaudió suave.

— Creen que para dentro de unos meses pueda caminar por completo— dijo—. No bien, tampoco podré caminar mucha distancia, pero... Sin andador, sin caerme ni nada de eso.

>> Es poco. Pero, yo creo que poder caminar desde mí cama hasta el baño por mí mismo está más que perfecto.

>> Por supuesto que va a ir en aumento. Algún día podré subir escaleras, podré caminar desde mí casa hasta la de Harry, o hasta la escuela... Pero voy a continuar mejorando... Hasta, no lo sé— se encogió de hombros—. Seguiré hasta poder correr maratones, quizás hasta ganar una maratón.

Louis tenía los ojos brillantes de alegría, repletos de sueños y metas, su sonrisa era amplia, totalmente cargada de seguridad.

— Se vale soñar— murmuró.

Niall negó.

Lo harás— dijo, totalmente convencido.

Louis sintió toda la honestidad y la seguridad que Niall le estaba dando sólo con esa mirada de apoyo y su linda sonrisa.

— Tú también lo harás, Nialler— dijo Louis, aunque se refería a un tema totalmente distinto a las maratones, uno más real y cercano a todos esos sueños y deseos que ya vivía en su imaginación.

La sonrisa de Niall tembló un poco, pero asintió ligeramente.

La puerta de la habitación se abrió de golpe.

— ¿Es que te trajeron más flores en lo que no estábamos? — preguntó Harry, su voz estaba demasiada elevada para el silencio de aquella habitación, Niall frunció el ceño al sentirla molesta—. ¿La gente no entiende que es horrible dejarle flores a alguien en un hospital? Tiene pinta de funeral o cementerio.

— Harry, ¿Puedes callarte? — la pregunta de Zayn sonó más como una orden.

El castaño apretó sus labios, formando una sonrisa recta, acercó una silla cerca de su novio y le pasó el vaso de café que le había traído.

Por su lado, Zayn se sentó en el borde de la camilla, dejando que Niall se apoyara junto a él y compartieran el vaso de capuchino.

Él no era fan de la mezcla del chocolate con el café, prefería el café sólo, sabía que a Niall era casi la única bebida que le gustaba y por eso la había comprado.

Había tenido que declararlo propio para poder pasar, ya que no permitían ingresar comida para los pacientes.

Pero a Niall lo pondrían en ayunas pronto para la cirugía, merecía un lindo capuchino antes de no comer nada por doce horas.

Los quiero mu-cho— murmuró Niall en el silencio de la habitación, ganándose miradas de todos.

— También te queremos, Nialler— dijo Harry.

— Te queremos— afirmó Louis.

— Te quiero demasiado— dijo Zayn, tomando su mano y entrelazando sus dedos.

Niall sonrió, ocultando sus lágrimas.

Loud | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora