Capítulo 1

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Capricornio estaba tranquila, tomándose un café en la cocina mientras disfrutaba de su paz. Cerró los ojos y sonrió, feliz de hallarse sola por fin sin ningún ruido en la casa que interrumpiera su calma. Al ser recién las siete de la mañana, nadie estaba despierto todavía, por lo tanto, ella tenía ese pequeño momento para atesorar los placeres de la vida. Pese a que quisiera mucho a sus amigos, a veces podían ser un poco intensos, así que instancias como esta, donde era capaz de encontrarse en silencio y no escuchar ningún grito o conversación, las apreciaba enormemente, porque eran tal su rareza que debía saborearlas como si fuesen el mejor plato de comida que hubiera probado.

No obstante, esta tan dichosa calma se vio interrumpida cuando descubrió que no era la única que se había levantado temprano.

This hit, that ice cold, Michelle Pfeiffer, that white gold! This one, for them hood girls, them good girls, straight masterpieces. Stylin', wildin', livin' it up in the city. Got Chucks on with Saint Laurent. Gotta kiss myself, I'm so pretty. I'm too hot (hot damn). Called a police and a fireman. I'm too hot (hot damn). Make a dragon wanna retire, man. I'm too hot (hot damn). Say my name, you know who I am. I'm too hot (hot damn). Am I bad 'bout that money? Break it down!

La clara voz de Piscis se escuchó por la sala de estar cantando Uptown Funk de Bruno Mars y Mark Ronson. Capricornio suspiró, frustrada de que su momento de paz hubiese terminado. Unos segundos después, Piscis apareció con su pelo aún sin cepillar y sus auriculares puestos, tarareando todavía la canción. Sin embargo, al ver que no se hallaba sola en la cocina, se los sacó, dejándolos colgar en su cuello, y luego le sonrió a su amiga.

—Buenos días, Capri. ¿Cómo amaneciste? —preguntó jovialmente.

—Muy bien, y por lo que he escuchado se ve que tú has despertado muy feliz. Lindo karaoke tuviste —respondió sonriente.

Piscis rio con nerviosismo y contestó:

—Bueno, sí. Ando un tanto alegre hoy. ¿Qué tenemos para desayunar?

—Hice algunas tostadas. ¿Quieres?

—Sí, por favor. Gracias, Capri.

Mientras Piscis empezaba a comer algunas tostadas y Capricornio bebía su café, Leo hizo una aparición un tanto «espléndida», como toda entrada que solía hacer, por alguna razón. Llevaba puesta una bata roja y unas pantuflas de leones. Su pelo ya estaba cepillado y se veía completamente serio. Caminaba de forma recta, como si fuese un rey, recibiendo gracias a esto miradas divertidas de parte de sus amigas. Chistosamente esto significaba dos cosas: o se encontraba de malhumor o tenía sueño. Quizás en este caso fuese un poco de ambas.

—Buenos días —saludó, manteniendo una expresión ceñuda al sentarse en una silla.

—Buenos días —dijeron ambas, esperando a que Leo comenzara a contar el problema que tuvo por el cual se hallaba con esa actitud.

—Piscis, me encanta como cantas y lo sabes bien, pero me despertaste de mi lindo sueño —el cual era muy hermoso por cierto— con tu sesión de karaoke.

—Gracias por el cumplido, Leo. Y perdón por interrumpir tu sueño de belleza; intentaré no volver a hacerlo —respondió Piscis, sonando lo más seria que podía mientras trataba de no reírse de la situación.

—Gracias. Ahora, si me disculpan, me haré panqueques antes de que Tauro se despierte y me robe los pocos ingredientes que nos quedan para hacerlos.

—No creo que eso la detenga. Esa chica tiene un olfato excepcional. Podrías despertarla con tan solo empezar a revolver huevos y leche en el cuenco —comentó Capricornio, con lo cual Piscis estuvo de acuerdo y asintió.

The disaster squad (signos zodiacales)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora