Prólogo.

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Y ahí estaba yo, cayendo desde la torre sur, viendo la cara de horror de Sebastián., Por un momento todo estaba en calma, no escuchaba el bullicio de los soldados, subiendo las escaleras para evitar lo inevitable, tampoco los gritos de dolor y desesperación que Sebastián dirigía hacia su madre.

inicie muy rápido, regresemos 6 meses antes de esa noche, para ser especifica al 28 de septiembre de 1503.

Después de un viaje extenso desde España llegue a Nápoles Italia, los lacayos de mi padre ayudaron a bajar el equipaje y unos cuantos presentes que mi familia le llevaba a los Lombardi., Una suave brisa soplaba, la lluvia era eminente, las nubes ya estaban sobre nosotros, no cabía duda iba a llover.

Baje del barco, mi madre y yo subimos al primer carruaje, y mientras este andaba veía por la ventada, era un pueblo muy pintoresco, alegre, esa sería la palabra perfecta para describirlo, se podían ver a los niños corriendo y jugando debajo de la lluvia, los establecimientos abiertos y con gente en ellos., Sin embargo, uno me llamo más la atención, era un pequeño restaurante, nada lujoso pero bonito, estaba hecho completamente de madera y piedra volcánica. Una suave música salía de aquel lugar, me parece haber escuchado esa canción antes, creo era "una panthera landini consort".

Un pequeño golpe me saco de mis pensamientos, era mi padre el cual me había dado un empujón para que me diera cuenta de que mi madre me hablaba.

-Anna ¿me estas prestando atención?, ¡Anna!.

Dijo mi madre molesta, algo desconcertada al no saber que era lo que me estaba preguntando, sonreí y afirmé con la cabeza.

-Si madre, estoy prestando atención.

-Ay esta juventud de ahora, no saben poner los pies en la tierra ¿En qué tanto estás pensando?

-Tal ves en el apuesto Sebastián.

Dijo mi padre en tono de burla mientras me veía con una sonrisa, reí junto con él, mi madre al escuchar tales carcajadas nos pegó a los dos con su abanico en la pierna, a mi en la derecha y a mi padre en la izquierda.

-Basta, la familia Lombardi es muy respetable, da gracias a que tienen dos hijos varones, uno de ellos será un buen prospecto para ser tu esposo.

-Pero mama, no me quiero casar, ni siquiera lo conozco.

-De no ser por tu imprudencia no estaríamos en esta situación, ROSA.

Molesta y llena de impotencia desvié la mirada de nuevo a la ventana, un silencio se adueñó del lugar, no me gustaba nada la idea de un matrimonio arreglado, mucho menos si no conocía a la persona, solo sabia su nombre, Sebastián., Lo más probable es que sea un malcriado, si mal no recuerdo él es el hijo menor, ya que Nicolás, su hermano mayor le llevaba por 5 años.

Nicolas, vaya chico, recuerdo haberlo visto un par de veces años atrás, yo debería de tener unos 6 u 7 años y el 8 u 9, recuerdo haber corrido por los pasillos del castillo mientras nos escondíamos de Francesco, el consejero real, también recuerdo que tenían un bello laberinto en el jardín trasero, recuerdo que me intrigaba, siempre quise entrar en el pero nunca me dejaron, me daban una excusa, decían que un no estaba lista, ¿lista para qué?.

Ya han pasado 12 años desde que no veo a la familia Lombardi.

Hace 12 años mi familia y yo nos fuimos de Italia para inicia una vida nueva en España, todo iba bien allá, pero ahora que complido los 19 años mis padres han decidido que es vital encontrar un marido para mi, así que venimos a saludar a la familia Lombardi, si "saludar a los Lombardi" , es su manera amable de decir que arreglaran un matrimonio con el hijo menor, Sebastián.

El laberinto de los murmullos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora