1990
—Señora Jung, el chofer le espera afuera. —anunció una de las criadas de más edad. — ¿Desea que le empaque algo más para el trabajo? ¿Un almuerzo más completo?
Una joven Myungsoo se volteó a ver a la rechoncha mujer de apacible mirada que aguardaba su respuesta de pie a unos cuantos metros de donde estaba sentada. Le sonrió y se levantó dejando la taza de té sobre la pequeña mesa ratona del centro y procurando en tomar sus pertenencias. Ser la vicepresidenta no era una tarea muy sencilla, pero cada día se esforzaba por mejorar su desempeño y hacer que su nombre tuviera el valor que merecía más que solo ser tratada y reconocida como "la esposa de..." a sabiendas de los años que pasó estudiando y capacitándose como la profesional a la que siempre aspiró en ser. Pasó cuidadosamente la mano por las zonas en donde imperceptibles arrugas se habían colado en su traje.
— ¡Tiene desprolija la ropa, señora! —contestó la criada, ahogando un suspiro. — ¿No desea cambiarse? ¡Puedo plancharla si amerita de tiempo!
—No se preocupe, Eun-ji. —respondió serena. —Apenas se pueden notar, pasarán desapercibidas. —se dirigió a la fémina. —Además que con el lunch que me ha preparado y con el desayuno con el que me ha recibido en esta mañana, es más que suficiente para mí. Muchísimas gracias, usted es tan generosa.
— ¡Ay, señora Jung! —exclamó, relajada. —Cuenta conmigo para lo que necesite porque la verdadera generosidad vive en usted. ¡Tan dulce! Anhelo que tenga una estupenda jornada, tal y como debería de ser su vida.
—Digo lo mismo por usted.
— ¡Vaya, vaya! Están esperándola. No le quitemos más de su preciado tiempo.
Ambas mujeres se despidieron con una reverencia y enormes sonrisas en sus luminosas caras, marchándose cada quien por su lado. Myungsoo consiguió abandonar la residencia, encaminándose hacia las extensas escaleras de mármol por las que bajó. Pese a que podía moverse adecuadamente con sus zapatos de tacón negro, en un momento de la bajada, sus pies le fallaron y terminó cayendo de rodillas al piso, provocando que papeles y carpetas volaran por los aires y terminaran igualando su mismo final.
—Ah, mierda... —maldijo. —Qué manera de arrancar mi jornada.
— ¡Señora Jung!
Oyó que le llamaron, pero su atención estaba totalmente anclada en recuperar sus documentos.
— ¿Se encuentra bien? ¡Le ayudaré, quédese ahí!
—Oh, no se preocu-
Al alzar la vista, se vio interrumpida por la formidable apariencia de un hombre de menos de veinticinco años que brincaba tratando de agarrar algunos de los papeles que todavía no habían tocado el suelo. De hombros anchos, prominente altura y el cabello pegado con kilos de gel, acababan contrastando en demasía con el infantil comportamiento con el que se estaba movilizando. Myungsoo frunció el ceño, contemplando sus acciones y lo ridículamente divertido que era ver a aquel desconocido intentando ser de ayuda. Sin embargo, decidió concentrarse y pudo finalmente acomodarse. Cuando estuvo a nada de enderezarse, varios de sus documentos yacían arrugados en una de las toscas manos del hombre mientras que con la otra le estaba ofreciendo sostén. Pestañearon al unísono; ella impresionada por la grandeza del extraño y él maravillado con la pulcritud y el buen trato de la contraria. Un poco dudosa, acabó aceptando el gesto y este le ayudó a levantarse.
—Lamento que no estén en muy buenas condiciones, pero era esto o no verlos nunca más.
—Descuida. Ni siquiera eran de suma importancia, pero gracias de todos modos.
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Yo amo a ese Beta | JaeDo (PAUSADO TEMPORALMENTE)
FanfictionLas leyes de la naturaleza y las normas sociales dictan que una pareja destinada debe estar conformada única y exclusivamente por un Alfa y un Omega. Pero, ¿Qué pasaría si estas leyes y normas se vieran quebrantadas por un Alfa y... un Beta? Y que...