Capítulo 7

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Jaehyun entró a la sala de descanso después de haber dado una clase de casi tres horas. El estómago parecía cobrarle vida propia de lo ruidoso que conseguía ser y es que, en su mente, la imagen de un delicioso sándwich de pavo y queso, que había comprado de camino a la universidad, se dibujaba vilmente. Transitando y entre sus pensamientos, recordó que tampoco había mantenido contacto con Doyoung desde la insufrible reunión con su padre debido a que el trabajo los tenía ocupados y enfrascados en sus propios mundos llenos de responsabilidades. No obstante, Jaehyun aprovechó de este distanciamiento para que el mayor evitara el verle en el deplorable estado en el que quedó pese a que las heridas más evidentes comenzaron a cicatrizar y pasaban desapercibidas con capas y capas de grueso maquillaje encima. El sendero de todos los días resultaba ser más extenso de lo que tenía creído, pero eventualmente había arribado. Dentro del salón se hallaban algunos profesores y, entre ellos, estaba Taeil. Este último alcanzó a ver la prominente figura de Jaehyun en la entrada, así que con la mano le invitó a sentarse a su lado. Jaehyun, gustoso, aceptó.

—Adivino. —dijo Taeil, cruzándose de brazos. — ¿Pavo y queso?

—No te daré de mi sándwich, hyung.

— ¡Demonios! Por poco.

El menor soltó una ligera risa a la vez en que quitaba el envoltorio plástico a su almuerzo. Pero, aunque hubiese querido que esa broma quedara allí, la socarrona mirada de Taeil continuaba anclada a su persona. Jaehyun, extrañado, le habló.

—Hyung, te dije que—

— ¿Te lo preparó Doyoung?

Incluso con la más ínfima mención de su nombre, bastaba lo suficiente como para que un notorio rubor tiñera sus mejillas y que, en acto reflejo, se cubriera la mitad del rostro con el antebrazo.

—Entiendo. No me gustaría tener compartir lo que mi novio ha preparado exclusivamente para mí. —apuntó. — ¿Y si le pides que me prepare un sándwich también?

— ¡H—hyung! —exclamó, nervioso. — ¡No es mi novio! —contestó. — ¡Y este sándwich lo compré de camino al trabajo!

— ¿Y por qué te alteras tanto?

Quietud. Taeil sonrió.

—No se te nota para nada lo mal que te trae ese muchacho.

—No... Ah... Yo...

— ¡Eres tan tierno enamorado!

Chilló agudamente, llamando la atención de los presentes en la sala. Jaehyun se encogió de hombros y se subió el cuello de la polera, ocultándose claramente avergonzado. ¿Por qué tenía que ser tan ruidoso? ¿Qué le emocionaba? ¿Y cómo es que conocía a Doyoung? Bueno, quizás esta última pregunta tenía una respuesta más que obvia: él mismo. Si no hubiese sido que, en ese arrebato de júbilo y excitación tras el reencuentro, en el que corrió apresurado a comentarle de esto, probablemente no estaría pasando la humillación de su vida. ¡Lógico! ¿Cómo no iba a conocerlo si malgastaba su tiempo hablando únicamente de él? O, quizás, porque fue Taeil fue quien ayudó a que Doyoung fuera a llevarle el almuerzo la otra vez. Va, todas las respuestas eran ciertas. Ninguna era falsa.

—No estoy enamorado de Doyoung hyung.

—Basta con decir su nombre y una estúpida sonrisa se te hace en la cara; tus ojitos de bebé se hacen más pequeñitos y titilan como estrellas en el cielo, además de que tus lindos cachetitos se ponen rojitos. —con voz empalagosa, se le arrojó encima, pellizcándole los mofletes. — ¡Agugu, Jaehyun—ah! ¡Qué lindo eres enamorado, Jaehyun—ah! ¡Jaehyun—ah, Jaehyun—ah, Jaehyun—ah!

Yo amo a ese Beta | JaeDo (PAUSADO TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora