Capítulo 8

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Tal y como Jaehyun había comentado anteriormente, acabaron pidiendo tradicionales aperitivos coreanos en un restaurante ambulante cerca del tan aclamado parque del centro de Seúl. Sus tazones y platos humeaban y el delicioso aroma de las especias mezclándose entre sí danzaban en la sensibilidad de sus olfatos. Jaehyun sirvió soju en ambos vasos y hecho esto, pudieron finalmente darle inicio al festín. Comieron al tiempo en que charlaban de lo que habían estado haciendo en esos días que no supieron nada del otro; también habían metido a Taeyong en la conversación y en lo desgraciado que podía llegar a ser cuando veía la oportunidad. En esa misma plática, a su vez, se enteró que el amigo de Doyoung tenía la misma edad que él y a Jaehyun casi se le cayó la mandíbula de la sorpresa porque, ciertamente, parecía ser todo lo contrario.

—Se aprovecha de su "eterna juventud" para convencer a la gente. —dijo Doyoung, removiendo los fideos con sus palillos. —No lo juzgo porque de igual manera me la rebuscaría si tuviera ese "poder", pero algún día lo pagará caro.

—Y era él quien quería acusarme con la policía. Irónico.

Entre charla y charla, degustaron sus platillos. El alcohol, después de un rato, había empezado a hacer efecto, desviviendo principalmente al mayor de los dos. Jaehyun, por un momento, apreció que la nariz y mejillas de Doyoung estaban coloradas. Con cautela, retiró lo que de soju sobraba en la mesa. Para Jaehyun era algo totalmente nuevo ver al adverso en aquel estado, pero corría con la suerte de tener la situación bajo control debido a que había vivido circunstancias similares con sus amigos. Si bien la bebida había tenido gran influencia en la condición de su acompañante, no iba a negar que la imagen que su mayor le daba le derretía enteramente.

—Hyung. —le llamó suavemente. — ¿Estás bien? ¿Bebiste mucho?

— ¿Beber? ¿Yooooo? —alargó la "o". — ¡Cómo crees! Yo no bebo. No, señor.

Jaehyun rio.

— ¿Y si mejor te acompaño a casa? Sé que es viernes, pero tienes que descansar y más estando así.

Doyoung enarcó una ceja, soltando una amarga risa y socavándose en su asiento.

— ¿Por qué no te callas? —exigió. —Quiero desperdiciar esta maldita noche contigo. ¿Acaso no sabes cuánto te he extrañado? ¡No, no lo sabes!

— ¿Sí? ¿Me extrañaste? —se atrevió en preguntar, repentinamente interesado. — ¿Qué tanto?

—Decir que fue demasiado se queda pequeño al lado de toda la falta que me has hecho, Jaehyunie.

Con el corazón latiéndole a mil, Jaehyun no pudo no sonrojarse por sus palabras. Si tan verdad era lo que se decía de los borrachos, entonces creería cada ínfima palabra que saliera de los labios de Doyoung.

—Nunca he dejado de pensar en ti. —vaciló. —Incluso estando en la otra parte del mundo, pensaba a cada minuto si mi Jaehyunie le estaba yendo bien o mal; que, si se estaba cuidando, gozando de su juventud, conociendo personas. —suspiró. —En ningún momento dejé de pensar en ti, Jaehyun.

—Tampoco dejé de hacerlo. —le respondió. —Ni siquiera diez años fueron suficientes como para sacarte de mi cabeza. No puedo hacerlo. No quiero.

Compartieron miradas, dándose a entender todo aquello que alguna vez reprimieron. Jaehyun buscó las manos del mayor que se hallaban sobre la mesa, tomándolas y acariciando y trazando con sus pulgares los contornos de estas. Delineó parsimoniosamente sus largos y delgados dedos, apreciando con detenimiento la suavidad y la palidez de su dermis como si de una pintura en óleo se tratase. Los comensales que cenaban a su alrededor desaparecían en ese ínterin en el que solamente bastaba la dulce ojeada del otro y el tacto de sus manos recorriendo la tersidad de las propias. Doyoung entrelazó sus falanges con las callosas y robustas del menor, percibiendo una electricidad que recorrió casi toda la totalidad de su cuerpo. Pese a que el alcohol continuara presente en su organismo, reconocía que aquello que estaba dándose en ese instante era real. Sin embargo, cierta culpa recayó imprevistamente con las palabras del menor deambulando en su cabeza.

Yo amo a ese Beta | JaeDo (PAUSADO TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora