01 • Sonidos

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El entrenamiento en el Inarizaki iba como de costumbre. Habían comenzado como de costumbre, al principio habían hecho algunos ejercicios en equipo, después de eso hicieron un partido y para terminar el entrenamiento comenzaron a hacer ejercicios por separado.

Osamu y Suna se encontraban a un lado de la red practicando remates, Osamu colocaba y Suna golpeaba la pelota con su característico remate.

La pareja se congeniaba bien a pesar de que Osamu no fuera un colocador titular.
Por otro lado Atsumu, Kita y Aran se encontraban practicando al otro lado de la red.
Kita sacó desde un lado de la cancha haciendo que el balón llegara a manos de Aran, el castaño recibió el balón bastante bien y se lo envío a Atsumu. El rubio saltó para llegar al balón y colocarlo como había hecho infinidad de veces antes.

La estrella del equipo entonces saltó y remató haciendo que ni siquiera Kita pudiera recibir la pelota.

Siguieron así durante un rato hasta que la hora de terminar el entrenamiento llegó.

–¡Bien chicos comenzar a recoger!– dijo Kita en voz alta. Atsumu comenzó a recoger los balones que había por el suelo pero en cuanto pasó por al lado de Kita este recordó algo– ¡Osamu ven aquí!– añadió el capitán en voz alta para llamar la atención del chico que se encontraba al otro lado de la pista.

Atsumu se tensó al escuchar esas palabras y sumando el hecho de que Kita hubiera gritado tan cerca de él, el sonido se multiplicó por diez haciendo así que Atsumu comenzara a temblar sin poder evitarlo.

Nadie se dio cuenta de lo que le ocurría hasta que una fina lágrima calló velozmente, seguida de otra y otra. De un momento a otro Atsumu calló al suelo temblando y sin dejar de llorar sin poder evitarlo.

Todo el equipo se sorprendió y comenzó a acercarse al colocador pero en cuanto Osamu se dio cuenta de lo que estaba pasando corrió hasta su hermano y le ayudó a salir del gimnasio ante la mirada preocupada del resto de personas.

Kita estaba confuso pero entendió que Atsumu necesitaba un momento por lo que habló.

–No os preocupéis, seguir recogiendo por ahora.

Todos le hicieron caso y siguieron a lo que estaban preguntándose qué es lo que le había pasado a Atsumu.

Osamu llegó finalmente junto a su hermano a la sala del club y ambos se sentaron en uno de los bancos que había ahí.

–Hey tranquilo Tsumu, respira, estoy aquí– dijo tratando de calmarle mientras le abrazaba.

Osamu se hacía una idea de lo que había pasado puesto que sabía muy bien que Atsumu tenía sensibilidad a los sonidos altos.

Lo que le extrañó es que normalmente lo único que ocurre cuando escucha ruidos altos es que le duele la cabeza, nunca había llegado al extremo de darle un ataque de ansiedad por ellos.

–C-cuando Kita g-gritó m-me recordó a e-él y...– Atsumu no pudo seguir hablando puesto que su respiración aún estaba agitada.

–Esta bien, está bien, respira hondo, no pienses en eso ahora– añadió Osamu aún abrazando a su hermano.

Sólo se tenían el uno al otro desde hace años, esa no era la primera vez que Osamu ayudaba a Atsumu con sus ataques de ansiedad, los cuales eran bastantes regulares.
Desde que eran niños habían acordado siempre estar para el otro, no podían decirle nada a nadie por lo que lo mínimo que podían hacer por el otro era estar a su lado en cualquier circunstancia.

Atsumu ayudaba a Osamu con sus problemas y Osamu ayudaba a Atsumu con los suyos.

–Tranquilizate Tsumu, inhala, exhala, inhala, exhala...

Siguieron así por unos minutos hasta que la respiración de Atsumu se reguló y al fin pudo hablar sin casi ningún problema.

–Ahora cuéntame porque te has puesto así, entiendo que ha sido por el grito pero normalmente no pasa esto...

–A-a sido por lo que ha dicho Kita, me ha recordado a él y además lo ha dicho gritando así que... S-se ha juntado todo y no he podido e-evitarlo...

–Está bien, está bien, respira Tsumu, yo estoy bien, tu estás bien, estamos bien, él no está aquí ahora así que tranquilízate.

Atsumu volvió a concentrarse en respirar adecuadamente al darse cuenta de que se había vuelto a alterar.

Después de unos segundos Atsumu volvía a estar medianamente bien por lo que pudo seguir hablando.

–L-lo siento...

–No te preocupes, cuando lleguemos a casa puedes llamar a Sakusa para tranquilizarte un poco ¿Esta bien?

Atsumu asintió y ambos se levantaron de donde se encontraban sentados para después comenzar a caminar hacia el gimnasio de vuelta.

–Espera– dijo Atsumu tomando a su hermano del brazo.

–¿Que ocurre?– cuestionó Osamu.

–¿No tendríamos que inventarnos una buena excusa de porque me he puesto a llorar en pleno entrenamiento?

–Tienes razón– añadió Osamu pensando en algo– ¿Y si dices que te has hecho daño en el pie?

–Entonces Kita no me dejará entrenar mañana, sabes cómo es él– suspiró Atsumu, no quería saltarse ningún entrenamiento y mucho menos ahora que estaban a punto de participar en el Interescolar.

–Esta bien, entonces...– Osamu siguió pensando por unos segundos– ¿Y si dices que no lo sabes o que te has puesto nervioso y te has agobiado por algo?

Atsumu lo pensó por un momento, de todo lo que se le ocurría nada era creíble por lo que esa era la mejor opción.

–Esta bien– aceptó Atsumu.

Y así los dos comenzaron a caminar en dirección al gimnasio de nuevo.

The Loud Voice ~ Sakuatsu & OsasunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora