12 • Final

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Ya habían pasado más de dos meses desde la muerte de Osamu. Atsumu había seguido con el voley aún que en el equipo las cosas habían cambiado mucho debido a la falta de uno de los gemelos. Atsumu claramente no estaba en su mejor momento y Suna no había vuelto al gimnasio desde la muerte de su pareja.

Atsumu ahora estaba completamente solo. Nunca tuvo una madre y vivió sintiéndose culpable por su muerte durante toda su vida. Su padre ahora estaba en prisión y su hermano ya no se encontraba en este mundo. La única persona que le quedaba a su lado era Kiyoomi pero debido a que este vivía tan lejos no se veían mucho.

Por otro lado se mandaban mensajes cada vez que tenían una oportunidad. Las llamadas que hacían todas las noches pasaron a convertirse en videollamadas puesto que Atsumu ya no podía escuchar lo que el otro decía.

En este momento se encontraban en una de dichas videollamadas pasando un rato juntos antes de ir a dormir.

Suna no ha vuelto a pasar por el gimnasio, debe sentirse horrible al haber perdido a Osamu– dijo Atsumu pensando en cómo se debería sentir Suna en esos momentos. No quería ni imaginarse que haría si fuera él el que hubiera perdido a su pareja, en que haría si Sakusa desaparecía de su mundo.

Si debe ser horrible para él, tengo que– Sakusa se quedó en silencio un momento pensando en lo que decir, pasaron unos segundos y sacó un bolígrafo de su escritorio para acto seguido comenzar a escribir en un papel que tenía delante. Cuando acabó de escribir enseñó el papel a la cámara con unas palabras escritas– "Como se decía hablar?".

Atsumu rió para después mover sus manos delante de la cámara y mostrarle a su pareja como se decía la palabra.

Cuando Sakusa se enteró de que Atsumu había quedado sordo definitivamente decidió inscribirlos a ambos a unas clases para aprender lenguaje de señas.

Ahora cada vez que hacían videollamadas se pasaban horas y horas hablando con gestos que habían aprendido a lo largo de los dos meses que llevaban dando clases.

Te quiero– formuló Sakusa con sus manos, gesto que se repetía constantemente por ambas partes.

Yo más– respondió Atsumu con la mejor sonrisa que podía regalarle al contrario.

Aunque bien es cierto que echaba de menos escuchar la voz del pelinegro formulando esas palabras, ahora que no podía escucharlas el contrario tenía que hacerle ver de otras formas que realmente le quería y estaría ahí para él por siempre.

Mañana voy a ir a Hyogo– dijo Sakusa. Desde lo ocurrido con Osamu, Sakusa iba todos los findes de semana a visitar a su pareja. Sabía que Atsumu lo estaba pasando mal y también sabía que no se lo decía en las constantes videollamadas que mantenían ya que tan solo eran una vez al día y no quería desaprovechar ese tiempo llorando.

Debido a eso Sakusa iba personalmente a Hyogo a dejar que su pareja se desahogase con su presencia.

Lo se, vienes todos los sábados– añadió Atsumu con una ligera sonrisa antes de cambiar su expresión y volver a formular palabras con las manos– Sabes que no hace falta que vengas siempre, ¿Verdad? Se que tienes cosas que hacer...

Lo se, pero también sé que necesitas que esté ahí ahora. Te dije que no te abandonaría y no planeo hacerlo nunca.

Te quiero Omi.

Yo también te quiero.

Y así siguieron hablando durante horas hasta que comenzó a hacerse tarde.

Tengo que conducir mañana Atsu.

–Está bien, nos vemos mañana Omi, Te quiero– Atsumu le sonrió genuinamente por lo que Sakusa no pudo hacer más que devolverle la sonrisa.

The Loud Voice ~ Sakuatsu & OsasunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora