10 • Silencio

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El doctor les hizo pasar a una pequeña sala en la que se sentó en la silla para acto seguido leer unos papeles que había en la mesa.

-¿C-como está mi hermano?- preguntó Atsumu cuando al fin se atrevió a mirar al doctor.

-Lo sentimos mucho pero no ha sido posible salvarlo...- todos quedaron en shock al escuchar esas palabras. Nadie dijo nada hasta que de pronto el llanto de Suna se escuchó. Atsumu no se había dado cuánta hasta ahora que sus ojos también desprendían lágrimas veloces que caían por su cara. Pero por alguna razón no encontraba la capacidad para llorar en voz alta y desahogarse tal y como su amigo lo estaba haciendo- Les explicaremos más detalladamente en unos minutos, si me disculpan.

Y el doctor salió de la sala dispuesto a dejar a los chicos asimilar la perdida antes de explicarles con exactitud lo que había ocurrido con el chico.

Atsumu miraba un punto fijo de la pared mientras las lágrimas se deslizaban por sus ojos. De pronto dejó de escuchar el llanto de Suna y cualquier otro sonido a su alrededor. Puede ver a Kita con lágrimas en los ojos hablándole pero no escuchaba nada. Por su cabeza tan solo pasaban las palabras "Es mi culpa".

Aunque le hubieran repetido mil veces esa tarde que no lo era tan solo podía pensar en eso. Sentía que le acababan de arrebatar parte del corazón de golpe. Había perdido a Samu, había perdido a la persona que más quería en el mundo y todo por su culpa.

Sakusa se acercó a él y pudo sentir los brazos de su pareja rodearle aún cuando seguía sin escuchar nada.

-Omi... ¿Ha sido todo culpa mía?- susurró Atsumu por lo bajo aún sabiendo que no escucharía la respuesta.

-Por supuesto que no Tsumu- Sakusa y él conectaron miradas y Atsumu pudo ver cómo unas finas lágrimas también se escapaban de los ojos de su novio. Pero tal como predijo no pudo escuchar nada.

Kiyoomi le acarició la mejilla para quitarle una lágrima y después volver a abrazarle para mostrarle su apoyo, ese que ahora más que nunca necesitaba.

Sakusa trataba de lograr que Atsumu se desahogase, que gritara, llorara, lo que fuera, pero no quería verle sin decir nada tras haber perdido a su hermano, no quería que guardara todo para el puesto que a largo plazo tan solo sería mucho peor. Kiyoomi odiaba ver a Atsumu llorar y siempre trataba de que este tuviera las menores razones para hacerlo. Pero en estos momentos necesitaba desesperadamente que el contrario le diera alguna muestra de que no se lo estaba guardando todo para él. No quería que sufriera en silencio.

Los minutos pasaban hasta que finalmente Atsumu procesó toda la información recibida y comenzó a llorar desconsoladamente en los brazos de Sakusa. Este se calmó un poco al verlo llorar al fin y reforzó el agarre permitiéndole llorar a gusto.

Todo lo que pasaba por la mente de Atsumu en esos momentos era su hermano y todo lo que habían vivido y compartido juntos. Su primer día de colegio, cuando los dos conocieron a Suna y se hicieron amigos al instante, cuando su hermano lo protegía de las palizas de su padre, la vez que pilló a su hermano besando a Suna y se pasó casi dos semanas recordándoselo para que se sonrojara, cuando le presentó a Sakusa como su novio y actuó como un hermano sobreprotector (aunque no era seguro que fuese una actuación). Todos los momentos que había pasado con su hermano pasaron por su mente haciéndole recordar que ya no estaban juntos.

Ya no serían los hermanos Miya, no podría volver a jugar a voley con su hermano, no podría volver a pasarse noches enteras hablando con él sobre el futuro que les gustaría tener porque ya no había uno.

Su hermano no le vería convertirse en un jugador profesional mientras que él no vería a su hermano abrir el restaurante que siempre quiso. No se verían mutuamente cumpliendo sus sueños porque uno de ellos ya no podía hacerlo. Su mismo padre les había arrebatado esa oportunidad, la oportunidad de vivir.

Sintió todo su mundo venirse abajo en un instante y sumado que no podía escuchar nada todo fue a peor. Sakusa le abrazaba fuertemente mientras en otro lado de la habitación Kita trataba de calmar a Suna aún cuando a penas él podía calmarse a si mismo.

El doctor volvió a entrar en la habitación y al verles algo más calmados se dispuso a explicar lo que había ocurrido. Comenzó a hablar pero Atsumu no podía escuchar nada, trató de leerle los labios al doctor pero las lágrimas hacían que su vista se nublara y le complicaba el intento de entender algo. Finalmente se rindió y volvió a abrazar fuertemente a su pareja, escondiendo la cara en su hombro, Sakusa por otro lado escuchaba con atención a lo que el doctor tenía que decir.

Atsumu se sentía impotente al no poder escuchar siquiera lo que le había ocurrido a su hermano. Estaba casi seguro de que lo que lo había matado había sido la botella que le había mandado al hospital previamente. Una parte de él quería culpar a su padre por lo sucedido mientras que otra se culpaba a si mismo, si realmente hubiera entrado primero en la casa la botella le habría pegado a él y su hermano se encontrarían bien.

El doctor terminó de hablar y salió de la habitación dejando de nuevo a los cuatro chicos solos. Suna seguía llorando por lo que Atsumu soltó el brazo de Sakusa al que había permanecido agarrado mientras el doctor hablaba y se lanzó a abrazar a su mejor amigo. Entendía como debía sentirse Suna debido a que Osamu era muy importante para él también. Ambos habían perdido una parte de sus vidas. Osamu se había llevado esa parte con él.

Suna aceptó el abrazo y continuó llorando en el hombro de su mejor amigo, aunque esté no escuchaba ninguna de las palabras que el contrario decía.

The Loud Voice ~ Sakuatsu & OsasunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora