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TYLER

Es difícil no ver a Graham cuando su pelo refleja el sol de agosto como un reflector humano.

—¿Te aclaraste el pelo? —Le pregunto cuando se sienta frente a mí—. Porque pareces una maldita lámpara.

—Siempre es bueno verte, Ty —Me sonríe, divertido—. Y no, creo... Aunque estoy usando este champú de manzanilla...

Me aguanto las ganas de decirle que la manzanilla aclara el cabello y llamo a la camarera para que nos traiga helado... Mucho helado.

Los veranos en Osavia de verdad son demasiado calientes. Los inviernos son una mierda helada, lo veranos te derriten. La única temporada medianamente agradable es primavera, pero las malditas alergias existen.

Nuestros helados llegan pronto, y comenzamos a hablar.

—¿Cómo está el trabajo? —Pregunta Graham tras unos minutos hablando del clima.

Lo señalo con mi cuchara.

—Pregunto lo que quieres saber, rubio, no me endulces.

—Eres un maldito —Ríe y deja su cuchar abajo—. ¿Cómo está ella?

Cinco meses han pasado desde que Nain se fue, cinco meses desde que comenzó terapia, cinco meses desde que las cosas han sido difíciles.

De verdad difíciles.

Pero ella no pierde la sonrisa.

—Empieza las clases a finales de agosto —Es mi respuesta. Sencilla, rápida—. Está mejorando.

Asiente y volvemos al tema de conversación anterior.

Es raro, nosotros seguimos siendo amigos incluso cuando Nianca (así los llamo en mi cerebro), terminó. Graham de verdad es una persona fantástica, un buen amigo, el tipo de amigo que te va a rescatar cuando terminas en la comisaria por desórdenes públicos.

Lo sé, lo comprobé.

Durante todos esos meses de amistad habíamos mantenido su relación al margen, no hablábamos de ellos más que para preguntar cómo estaba el otro.

Nain siempre estaba bien, ocupado pero bien. Bianca siempre estaba mejorando.

Pero sabía que él mentía, de la misma manera que yo lo hacía. O no mentir, propiamente tal., sino que omitíamos la verdad completa.

—Iré a visitarlo para Navidad —Me cuenta cuando termina su helado—. Fiorella en invierno...

—Si no vuelves, sabré que fue porque te congelaste en las montañas —Me burlo, pero no me río, y él tampoco. bueno, entonces es una de esas conversaciones—. Tú también crees que las cosas pudieron ser diferentes, ¿no?

—Sí —Suspira y mira hacia el exterior. En el parque los niños juegan, mientras que los padres se refugian del sol—. Ellos estaban hechos el uno para el otro.

—Bianca no estaba bien, y Nain la idealizó —Recuerdo con sequedad—. Estaban hechos para el otro, pero eso no significa que fuese el momento.

—Lo sé... Solo me preocupa que Nain nunca vuelva a sentir como lo hizo con ella —Parece triste—. Ella fue el sol para él.

—Y él fue el sol para ella —Indico suavemente—. Pero volaron muy cerca del otro y se derritieron.

Me mira y rueda los ojos con fastidio.

—Ya te pusiste poético —Se burla—. ¿Tu jefa sigue maltratándote?

Finjo un escalofrío y cambiamos la conversación.

No le digo que espero que algún día sea el momento para mi amiga y Nain... No le digo que sueño con que un día no sean el sol, solo sean personas que puedan amarse, sin miedos, sin dolor.



***

No diré nada, solo que esperen y ya está. 

Este es el apartado para escribir si me aman o me odian en este punto. 

Besososos 

Un Café al AtardecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora