Hermanastros 4

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8.4

Nos terminaron corriendo.

Literalmente, a la mañana siguiente nos dijeron comen y se van.

Así que a las 10 de la mañana nos encontrábamos en un parque haciendo lo que mejor sabemos: hacernos bien pendejos.

Una hora después de haber llegado y solo estar sentado en una muy incómoda banca, viendo memes y contestando mensajes que tenia de hace 1 mes, y me aburro como pocas veces lo he hecho.

Volteo a mi izquierda, donde se encuentra Edo acostado viendo quien sabe qué en su teléfono; volteo a mi derecha y veo, un poco más lejos, a Pepe costado bajo un árbol y creo que está dormido; inclino lo más que puedo mi cabeza para atrás y veo a Moscú, quien solo está contando moscas.

>>esto es tan aburrido<<

Estoy por quitarle el celular a Edo solo para chingar y distraerme cuando escucho a lo lejos una hermosa melodía que hace mis ojos brillar.

-el señor de los helados- digo volteando a ver a mi carnal- wey.

No despega la mirada de su teléfono.

-pedoméx.

Sigue ignorándome.

-establo.

Noto como rueda los ojos con notable molestia, escucho la maravillosa cancioncita acercándose más y sé que si no me apuro se va a ir y yo me quedaré con el antojo. Sin más opciones tomo su pie y le quito el zapato.

- ¡¿qué vergas te pasa, pinche pendejo?! - dice sentándose en la banca y dejando, finalmente, su teléfono de lado.

Trata de quitarme su tenis, pero soy más rápido y me le escapo.

-si me hubieras pelado por las buenas, esto no habría pasado- niego con la cabeza con falso penar.

-si no estuvieras mamando todo el puto te habría hecho caso- dice, y noto como trata de relajarse- dame mi pinche tenis si no quieres que te lo meta por el culo.

-ay, eso es en privado wey- me burlo haciéndole ojitos, él me mira con asco, haciéndome reír.

-pinche joto incestuoso- dice parándose y tratando de acercarse a mí.

Yo me alejo, Edo suspira y se talla la cara frustrado.

-a ver, ¿Qué chingados quieres?

-invítame un helado- y le doy mi más grande sonrisa. Él rueda los ojos.

-tú tienes más dinero que yo, no seas pinche agarrado, cómpratelo tú solo.

-se me acabo y no me pagan hasta el finde, así que invítame un puto helado o le hecho tu chingadera está a los vagabundos de la esquina que vi ayer.

-no sé cómo putas le haces para gastarte todo tan rápido- dice sacando su cartera que está más vieja que yo.

Saca un billete y me lo avienta, lo alcanzo a cachar antes de que caiga al suelo. Sonrío y empiezo a caminar a donde se escucha la cancioncita, que ya es algo lejos. La voz del pendejo que dice ser mi hermano me detiene.

-dame mi pinche tenis antes, culero.

-ah sí, ten tu pinche zapato que está bien culero y huele a mierda, ya lávate las patas, pinche puerco- le digo extendiéndoselo, y Edo me da una mirada que haría que se le hiciera chiquita a cualquiera. Claro que yo no soy cualquiera- agárralo pendejo.

Doy un par de pasos al frente, él extiende su mano y camina por el zapato, pero antes de que lo pueda alcanzar se lo aviento a Pepe, que lo agarra por reflejo, pues no se la veía venir.

one-shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora