Ya desde hace tiempo la atención del protagonista se había dirigido a la del sujeto de gran altura y cabellera azul. No solo por su peculiar apariencia, sino que también por su extraña rutina, la cual consistía en que cada fin de semana a la misma h...
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𝙿𝚒𝚕𝚎𝚊
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Corría en dirección al punto de encuentro que había acordado con Taiju, siendo esta la entrada de la plaza. De nuevo me encontraba llegando tarde por culpa del tránsito, y también agregando que me había costado levantarme gracias a que me quedé viendo hasta tarde una película.
Una vez diviso las puertas de rejas del lugar, veo que Taiju ya se encontraba allí, viendo concentrado algo que le mostraba su teléfono.
— ¡Buenos días, Taiju! — le grito ya llegando hacia donde estaba.
Ya estando frente a él, me agacho apoyando con fuerza mis manos sobre mis rodillas, intentando recuperar el aire que había perdido durante la maratón que hice.
— ¿Siempre llegas tarde? — preguntó aún sin quitar sus ojos del aparato.
— A veces — elevé mi cabeza con fuerzas para mirarlo y embozar una sonrisa tonta.
— Que molestia — dijo dando por finalizada la conversación, entrando al parque por su propia cuenta.
— ¡Hey, espérame! — le grité, consiguiendo solo un silencio por respuesta — ¡¿Siquiera sabes a donde ir?! — volví a alzar la voz, ahora intentando seguir su paso apurado.
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