Capítulo 22: Las lágrimas de Nami

1K 88 14
                                    

Nami había regresado a su casa, cansada de hacer mapas para Arlong, pero aún más cansada de tener que pensar constantemente en los nakamas que habían dejado atrás... En Luffy.

¿Por qué tenía que gustarle ese maldito pirata? ¿Por qué se tenía que haber topado con esos piratas?

Las lágrimas de Nami comenzaron a mojar completamente la mesa.
Esas personas habían entrado en su corazón. las había traicionado y, aún así, habían acudido a rescatarla.

-Nami, ¿estás bien?-le preguntó Nojiko, que acaba de entrar en el lugar.

-No... No lo estoy. Siempre he hecho bien mi trabajo... Entraba a tripulaciones para robarles el dinero pero... ¿¡POR QUÉ TUVE QUE ENCARIÑARME CON ELLOS!?

Y volvió a romper a llorar.

-Nami... he conocido a unos pocos de los Piratas Crimson Soul y entiendo a la perfección el que te hayas encariñado con ellos... Y el capitán... es mono, ¿eh?

Nami levantó la mirada algo sonrojada, pero esbozó una débil sonrisa y asintió.

Entonces, la puerta se abrió de golpe, mostrando a Chabo, jadeando, por lo que ambas imaginaron que venía corriendo.

-Genzo viene con unos marines... Dicen que vienen a por Nami.

Nami y Nojiko se alzaron de golpe, dirigiéndose a la puerta.
Nojiko entendió entonces que Luffy y los suyos tenían razón. Había un marine ayudando a Arlong.
Las dos salieron al exterior, expectantes de qué era lo que iba a suceder, pero más importante, esperando saber qué era lo que quería hacer un marine en esa isla que no fuese acabar con los Piratas de Arlong.

-Chabo, vete a casa-le pidió Nojiko-Vamos a ver qué quieren esos marines.

Chabo asintió y se marchó corriendo.

Justo cuando el pequeño desapareció de su vista, el grupo de marines, guiados por un cabizbajo Genzo. Quien parecía ser el líder, se trataba de un hombre con rasgos similares a los de una rata.

Vestía una gorra con la insignia de la marina con dos pequeñas orejas de ratón que parecía provenir de su largo traje poco convencional en la marina.
Este consistía en un gran uniforme que alcanzaba hasta sus botas altas de color negro, dicho uniforme estaba adornado con botones, hombreras y la parte del cuello doblada hacía el exterior con líneas continuas de color azul. Parecía llevar pantalones azules, pero el gran traje largo los tapaba.
Su color de pelo era castaño y se podía apreciar una pequeña perilla.

-¿Eres tú la ladrona llamada Nami?-preguntó el marine-Según nuestras investigaciones, estás esconciendo tesoros robados a piratas en esta granja de mandarinas.

Nojiko retrocedió.
Luffy tenía razón... No podía creerlo.
En cambio, Nami, estaba mucho más sorprendida y su rostro se había ensombrecido.

-Como es tesoro robado a piratas, no tengo la intención de detenerte, pero un ladrón es un ladrón... ¡Por lo tanto, todo ese tesoro que has robado ahora va a pasar a formar parte de los bienes del Gobierno!

Nami fue a protestar, pero enseguida, todos los marines presentes avanzaron, para adentrarse en el huerto de mandarinas de Nojiko.
Todos iban con palas y estaban dispuestos a excavarlo, pero enseguida, Nami se lanzó sobre uno de ellos y, usando su barra, noqueándolo.

-¡No dejaré que toquen el huerto de Bellemere con sus sucias manos!

El capitán preparó su pistola y apuntó a Nami.

-¿Aún no lo han encontrado? ¡SON 100 MILLONES DE BERRIES!

Entonces, Genzo cayó en la cuenta.

Monkey D. Charlotte LuffyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora