Overprotective

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Viktor estaba preparando tranquilamente la comida a la vez que vigilaba por la ventana a la pequeña Julia, su hija de tan sólo seis años, la cuál se encontraba jugando en el patio trasero de su casa. Horacio había ido a trabajar medio día y en poco tiempo debería de estar en casa.

Justo había colocado el pollo en el horno, cuando escuchó un grito seguido de un llanto, era su hija.

—¡Jul! —Arrojó el trapo a algún lado de la cocina y salió corriendo al patio trasero, olvidándose por completo de lo que estaba haciendo.

Cuando encontró a su hija, sintió que se le iba la vida, en realidad no había sido para nada grave; pero a la vista del ruso, el raspón en la rodilla de su hija necesitaría más que una curita.

—¡Papi! —Lloró la pequeña sin moverse de su sitio a causa del dolor.

Viktor analizó rápidamente la herida y la escena, al parecer la pequeña había intentado, nuevamente, andar en la bicicleta y había salido mal al toparse con una piedra.

Viktor se asustó al ver la sangre chorrear por la rodilla de la pequeña, no era la primera vez que veía sangre (como si eso lo afectara), pero sí que era la primera vez que la veía de esa manera en su pequeña, eso sí lo asustaba.

—Shh, shh —La intentó tranquilizar—. Tranquila princesa, papá está aquí.

—Me duele mucho, papi —Viktor sólo quería que la pequeña dejara de llorar, no le gustaba ver así a su princesa.

—Descuida, bebé, papá te llevará con Jared para que te revise, ¿Sí?

—Sí, papi —La pequeña lo miró aún con lágrimas cayendo de sus orbes bicolores. Viktor limpió el camino de lágrimas que se había formado en sus mejillas rosadas.

...

Cuando llegaron a la recepción del hospital la pequeña ya no lloraba, pero aún se veía decaída por el dolor, aún así, Viktor la seguía cargando.

—Buenas tardes, busco a Jared, es el pediatra de mi hija, es urgente, señorita —Le extendió la identificación de su hija para que pudiera revisar su expediente de citas.

La recepcionista no necesitó buscar a la pequeña en el expediente, sabía perfectamente quien era, le bastó con registrar la consulta que tendrían ese día.

—¿Qué te sucedió ahora, Juls? —preguntó a la pequeña.

—Me he caído de la bicicleta —dijo con voz decaída.

—Que mal, cariño. Verás que Jared te ayudará a curar tu rodilla —Sonrió—. Mucha suerte, pequeña.

—Gracias Thelma —respondió la pequeña.

—Consultorio número tres, adelante señor Volkov.

—Gracias, Thelma —Entró rápidamente a buscar el consultorio que ya ubicaba de memoria, aún con su hija en brazos. Cuando llegó al consultorio indicado, tocó un par de veces y cuando escuchó el "Adelante" entró.

—Hola Jared —saludó la pequeña.

El médico levantó la vista de unos papeles que estaba revisando.

—Hola pequeña —Le respondió el saludo de manera alegre. Después miró al ruso casi con fastidio—. Volkov, ya te dije que Juls no es alérgica a la mantequilla de maní, le hicimos estudios, los revisamos hace cuatro días.

—No vine por eso, pero gracias por aclararlo.

—Entonces, ¿A qué debo tu visita en este maravilloso... —Miró su calendario— en este maravilloso domingo?

Volkacio AU's & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora