4. Propuesta.

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Trabajaste hasta las siete de la tarde ignorando todos los pensamientos que rondaban en tu cabeza. Estabas cansada y solo querías irte. Tomaste un taxi hacia el motel donde estabas quedándote y retiraste la ropa y comida que te habías comprado. Saliste a la calle después de entregar las llaves y caminaste hasta tu apartamento.
Cada paso que dabas te pesaba en el pecho, cada paso era estar más cerca de asumir que Dave ya se había marchado.
Elegiste subir las escaleras de tu edificio para demorar más tu sufrimiento. Al momento de estar ante la puerta y sacar las llaves, tus ojos se llenaron de lágrimas. Ya no había rock & roll a todo volumen y aroma a alguna cena sabrosa que habría estado cocinado, era solo silencio, silencio y mucho dolor.
Cuando por fin te decidiste a entrar tu estómago cayó y tu corazón se apretó. Ya no estaban sus cosas, su ropa, sus posters, su radio antigua que tanto amaba, nada.
Y sus fotos, sus fotos juntos las había dejado boca abajo.
Dejaste caer tu bolso y al sentarte en tu antiguo sillón comenzaste a llorar como una niña pequeña. Realmente se había ido. Te sentías tan sola, tan triste. Pérdida en una ciudad que supuestamente sería su futuro, donde supuestamente formarían una familia, por la cual había trabajado duro para vivir juntos y que de un momento a otro, lo desechó todo a la basura.
Tus sollozos eran cada vez más altos, apretabas tu pecho para calmar el dolor pero era tan fuerte, tan estruendoso. Abrazaste un cojín que estaba a tu lado mientras tratabas de botar toda tu aflicción, por lo que entre tú cansancio y desconsuelo, caíste dormida esperando que todo fuera un sueño.

Al despertar a mitad de la noche, sentiste que tu celular vibraba. Era Anne, por fin estaba dando señales de vida y eso te hizo sentir un pinchazo de felicidad, sólo hasta que recordaste lo que tenías que contarle.
Miraste por unos segundos la pantalla y decidiste contestar.
—¡Hasta que por fin contestas maldita!
—Lo siento, en serio es que... estaba ocupada.
—Mm... (Tu nombre) ¿estás bien? Te escucho triste.
Suspiraste y tragaste fuerte para no ponerte a llorar.
—Es solo que... te extraño mucho ¿cuándo harás un aterrizaje por Nueva York?
—Que tierna eres ¡yo igual te extraño mucho! Y anhelo que pueda ir luego, pero ahora ahorita, lo veo muy difícil. Es más, ayer estuve entre la India y Turquía.
—Que genial amiga, en serio. Me alegra tanto que estés cumpliendo tu sueño.
—Gracias amiga, de verdad que si. —dijo sinceramente —¿Y tú has podido practicar?
—No mucho, el trabajo que conseguí me consume bastante tiempo y llego tan cansada que no me da ánimos.
—Pero (Tu nombre), debes hacerlo. Ese era tu plan, ir a Nueva York y conquistar al mundo mientras tocas esas hermosas melodías que solo tú sabes.
Suspirando miraste hacia el piano digital que tenías en una esquina llenándose de polvo. Realmente Nueva York y su ajetreo estaba absorbiendo la energía que debías poner en el.
—Lo sé.  —Suspiraste nuevamente.
—(Tu nombre) en serio ¿que sucede? ¿Pasó algo con tu trabajo?
—No... no, es... —trataste de seguir pero tu voz se quebró. —lo siento.
—Amiga, me estás preocupando. Cuéntame por favor, yo estoy aquí para ayudarte, puedes confiar... —se detuvo un momento —¿pasó algo con Dave?
Te quedaste en silencio aguantando los sollozos.
—(Tu nombre)...
—Si. —fue lo único que pudiste decir antes de que las lágrimas comenzasen a correr por tus mejillas como pequeños riachuelos.
Hubo un silencio que duró un par de segundos. Dave para Ann era un amigo importante, pero aún así siempre tuvo miedo de que hiciese algo malo y el hecho de que al parecer fue así, la podía estar alterando un montón. 
—¿Qué... qué hizo?
—Anne.
—¿Que hizo (Tu nombre)?
—Me... me engaño y... se fue con... ella. —tapaste tu boca para silenciar tus sollozos pero, eran inevitables.
—Lo voy a matar.
—Anne, no...
—Ese idiota, yo le dije que si te hacía algo le iba a cortar las pelotas ¡ah, que rabia!
—Anne... —dijiste a duras penas. —déjalo.
—¿Que lo deje? ¿QUE LO DEJE? ¿Estás loca? ¿Aún que sea te pidió perdón? ¿te dio una explicación? ¿Algo?
—No. Él solo dijo que ya no sentía lo mismo ¿que puedo hacer yo con eso?
—Matarlo por no tener responsabilidad afectiva y un poco de hombría ¿que le pasa? ¡Dios! Te juro que estoy tan enojada.
—Simplemente estoy triste.
—Ay (Tu nombre), ojalá pudiese estar ahí y abrazarte.
—Tranquila, siento que lo estás. —dijiste con media sonrisa, a la vez que tus lágrimas aún corrían.
—¿Y tus papás ya saben?
—No, tu sabes... ellos ya estaban preocupados porque me venia a Nueva York y lo aceptaron solamente porque sabían que estaría con Dave, pero ahora... estoy sola y no quiero alertarlos.
—(Tu nombre)...
—Lo sé. Se los diré, pero no aún. Además lo quieren mucho y los haría no sé... sentir mal.
—Esta bien. —suspiró —En serio voy a matarlo.
—Anne, no le digas nada. No quiero enemistades ni problemas, menos por mi culpa.
—No digas eso, no es tu culpa.
Suspiraste y viste la hora.
—Creo que ya debo dormir, estoy cansada y para la mañana viene otro largo día de trabajo.
—Mmh... ánimo ¿bueno? Cualquier cosa me envías un mensaje y yo te llamo cuando esté en tierra.
—Lo haré... gracias, en serio.
—Te amo tontita. Ya llegara un hombre que si valga la pena.
Sonreíste un poco y secaste tus lágrimas.
—No quiero pensar en eso. —reíste. —Te amo, buenas noches.
—Buenas noches.
Colgaste y te quedaste mirando al vacío. El hablar con tu mejor amiga ayudo en algo, la soledad que sentías se dispersó aunque fuese un poco de la bruma que te ahogaba.

Daddy Issues (Adam Driver y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora