Lo único que se escuchaba era el sonido de los autos pasar. No sabías cómo, pero aguantabas las lágrimas mientras tus ojos seguían puestos en el abdomen levemente abultado de la mujer.
No había aire en tus pulmones, no querías mirar a Adam, y nadie ¡carajos! nadie hablaba. Tampoco era una opción salir corriendo, era tu culpa estar ahí y no tenías quince años. Aunque ganas te sobraban.
—Bueno...
Dijo la mujer de repente llamando tu atención, lo que te hizo levantar la mirada junto a una respiración agitada, pero ella te sonrió.
-1Ya que al parecer mi hermanito no hablará, me presento... —estiró su mano —soy Emilia Clarke, por el apellido de mi marido, claro. —rió. —Pero en la sangre soy una Driver.Hermana. Hermana. Hermana. Hermana.
Tragaste saliva y sin mirar a Adam hiciste tu mejor esfuerzo por sonreírle y darle el apretón. No es que no quisieras hacerlo, era su hermana, no había amante, no había otra, ¡era su hermana! ¡Aleluya! Pero ahora, las consecuencias de esto ¡Dios! no sabías cuales podrían ser y te estaban poniendo los nervios de punta.
—Mucho gusto, soy (Tu nombre y apellido)... amm... amiga de Adam.
—Lo sé... —volvió a sonreírte amablemente —los vi ayer en el restaurante ¿Puedes creer que este hombre no me había avisado que estaba en Londres?
—¿En serio? —preguntaste tímidamente queriendo mirarlo, pero aún no podías.
—Si, y después se enojó porqué yo le llame la atención ¿crees que eso está bien? Es decir ¿que clase de hermano es?
—Mmh... no, en realidad no. —respondiste vacilante.
—¿Por qué hablan cómo si no estuviera aquí? —preguntó Adam mirando a su hermana y de soslayo a ti.
—Porque te lo mereces... —rodó los ojos —ahora ¿entramos? Estoy haciendo té y tengo croissants en el horno. —dijo con una dulce sonrisa.
—Amm...
Te dolió el estómago de los nervios, debías mirarlo y es que ¿podías entrar? ¿Era una opción? ¿Adam querría aquello? Quizás debías irte.
—Si, ya vamos. —dijo de repente Adam haciendo que obligadamente lo miraras.
La impresión en tus ojos debía ser bastante obvia, y es que no la podías evitar.¿De verdad dijo que si?
—Okay, no demoren mucho... tengo demasiada hambre. —te sonrió por última vez, acción que respondiste de la misma manera para que luego entrara a su casa dejándolos solos.
Solos. Tragaste saliva ante aquello, bajando tu rostro más que avergonzada.Mierda. La cague.
Hubo un momento de silencio hasta que Adam lo terminó:
—¿Entonces? ¿No dirás nada? —preguntó seriamente cruzándose de brazos.
Por uno momento te sentiste de diez años, apunto de que tu padre te llamara la atención por cometer alguna estupidez.
—No, no sé qué decir la verdad. —dijiste casi en un susurro.
—No te escuché y mírame cuando te estoy hablando, por favor. Eres adulta.
Cerraste los ojos con fuerza, para luego levantar tu rostro y mirarlo nuevamente.
—No sé que decir. —inquieta curvaste tus cejas haciendo tronar tus dedos.
—Tú eras la que venía en ese auto ¿cierto? —preguntó mirando hacia el auto que te había llevado.
Te giraste a mirarlo y el chofer se trató de esconder en el asiento.
—Ss... si.
Adam respiró profundo cerrando los ojos para luego masajearlos, mientras tú por tu lado no encontrabas que hacer ni que decir.
Y momento de llorar, no era.
—¿Por qué lo hiciste?
Abriste tu boca para responder, pero antes agregó algo más:
—Sin mentiras.
Asentiste apocada.
—Yo... —mordiste tu labio inferior —pensé que... estabas con... con otra chica.
—Mmh... ¿por eso actuabas extraño anoche?
—¡Tú también! —cerraste tu boca al instante al ver los ojos de Adam.
—Dios... —peinó su cabello comenzando a irritarse.
—Lo siento... —hiciste sonar tu garganta —tu también.
—Lo sé, pero tenía mis razones.
Torciste tu boca volviendo a tronar tus dedos.
—¿No querías... que la conociera? —preguntaste tímidamente y a la vez con cierto temor de la respuesta.
—Al principio no estaba seguro, pero después si lo quise, solo que primero quería hablar con ella... estaba muy alterada ya que no le había avisado que estaba acá y cuando me vio en el restaurante se enojó bastante.
—Oh... —lo miraste afligida —igual quizás tenía motivos.
Solo te lanzó una mirada y volviste a bajar tu rostro.
—Lo siento... —suspiraste apenada —si quieres... si quieres me voy.
—(Tu nombre) me estás irritando.
Lo miraste haciendo puchero y luego suspiraste.
—Perdón, fui muy tonta... y entiendo si no quieres que...
—Te estoy diciendo que si, si quiero. —suspiró poniendo sus manos en su caderas —Si no lo hice antes o no lo mencioné, es porque Emilia es muy importante para mi y yo no... no dejo que cualquiera sepa de ella.
Tus ojos comenzaron a brillar y tu corazón bombeó sangre con fuerza. Realmente quería que conocieras a la única persona cercana a él y tú te estabas comportando como tonta.
—Adam... —dijiste con todo el arrepentimiento del mundo —¿te puedo abrazar?
Respiró profundo claramente estresado y asintió. Lo miraste a los ojos, que aún seguían muy duros y temerosamente te acercaste. Sus manos seguían en sus caderas, pero aún así lo rodeaste lentamente por sobre su cintura.
—Gracias. —susurraste.
—Mmh...
—¿Estás enojado? —levantaste tu rostro para mirarlo desde abajo.
—Si.
—¿Mucho?
—Se me pasará, solo que aún no.
—Entiendo.
Volviste a bajar tu rostro afirmándolo en su pecho, suspiraste para alejarte pero antes de hacerlo, Adam separó sus brazos y te rodeó acariciando tu espalda baja y besando la coronilla de tu cabeza. No evitaste sonreír ante el gesto sintiendo mariposas.
—Ahora ve a decirle a ese pobre chofer que se puede ir.
—Está bien. —te alejaste y él comenzó a sacar su billetera.
—Entrégale esto, es lo menos por la ridiculez que lo hiciste hacer. —dijo sacando unas cuantas libras.
Les sonreíste avergonzada y a la vez sorprendida sin creer el monto que iba a darle de propina.
—Yo podría darle, —hiciste el gesto para tomar tu billetera —creo que ten...
—Solo tómalo. —dijo ya con su paciencia sobrepasada.
Y no lo ibas a hacer enojar más.
—Sip... okay... está bien. —tomaste el dinero sin mirarlo y corriste hacia dónde estaba el chofer, el cual abrió la ventana.
—Al parecer salió todo bien con su marido.
—A decir verdad, no lo era.
—¿Que? —preguntó asombrado.
—Lo siento mucho, estoy muy apenada pero tomé. —levantaste el dinero para que lo tomara. —Por las molestias.
—Eso es mucho.
—Lo sé, pero es lo que merece, ademas si no lo recibe se molestará más de lo que está.
—Okay, pues... —recibió el dinero —mucha suerte con lo que esté sucediendo ahí.
—Gracias a usted. —le sonreíste y él dándote una pequeña reverencia, cerró l- ventana para después irse.
Respiraste profundo y volviste la mirada a la casa, en donde Adam estaba esperándote. A pesar de todo, y lo claramente enojado que estaba, te sentiste feliz, aunque ahora ansiosa por conocer a su hermana.
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Daddy Issues (Adam Driver y tú)
RomanceEstabas empezando tu vida en Nueva York cuando todo se fue al carajo, pero alguien llego... la pregunta es si a salvarte ¿o arruinarte?