Recuerdo B

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Propuesta Rara























Después de la pequeña reunión intensa que tuvieron los clanes de la hechicería, la pequeña de ojos cafés saltaba en los pasillos de su hogar tocando la madera con sus pies ya que, ahora sólo su padre y abuelo hablaban con los jefes de las otras familias... Su mamá hablaba con su amiga Gojo, los demás estaban tomando un poco de té así que su única opción era jugar el en jardín.

Mientras saltaba con cuidado, cantaba con alegría una canción que su madre le había inventado para que no se aburra. Los pequeños pétalos de las flores de cerezo caían en el jardín y algunas en la madera del recinto, respiro la tierra mojada dejando un sentimiento de paz por el tranquilizante olor que hizo la lluvia.

— Na... La... La... Na... — Hacia sonidos con su boca  mientras seguia saltando.

Pero de repente, una figura alta y musculosa se interfiere en el camino, por esta distraída no se dió cuenta y cayó al suelo con fuerza. Se acarició la cabeza con sus manos al sentir un mareo, después de componer su postura observo arriba suyo. Encontrando a un pelinegro de ojos azules intensos que la miraban con serenidad.

— Oye mocosa, ten más cuidado donde caminas — La voz de ese hombre le hizo temblar.

— Perdón... Fue mi culpa.. —Hizo una reverencia.

Antes de retirarse una mano sobre todo más grandes que la de una niña le tomo la muñeca, no tenía intención de hacerle daño. Pero el agarre brusco le hizo asustarse y mirar al hombre con cicatriz en su labio, la pequeña le mostró una mirada confundida como un perrito perdido.

Toji camino adelante haciendo que la pequeña se tropezara en los pasillos, por la tela de la Yukata que su madre le vistió. El masculino le tomo del brazo para déjala en su hombro escuchando como comenzaba a pegarle golpes, tan suaves que parecían rasguños de un gatito. Le hizo reír por verla quejarse por bajar, hasta que se cansó...

Se sentó en una pequeña banca blanca en medio del hermoso jardín, lleno de Sakuras que viajaban con el viento... Dejo a la niña a su lado, acomodándo el cuerpo en el asiento.

El mayor levanto la mirada a las flores, mientras suspiraba la pequeña Yumeko le observaba con curiosidad por el extraño comportamiento del adulto... Bajo la mirada al suelo, jugando con sus pies moviendolos de un lado a otro.

— Acaso usted es un Zenin? — La inocente voz de la pequeña le hizo reaccionar.

— Si lo soy.... ¿Cómo te diste cuenta? — La pequeña sonrió.

— Mi mamá me dijo que las personas del clan Zenin son raras... Y tienen cara de amargados  — El mayor saco una carcajada, negó con la cabeza — Pero no entiendo, ¿Porqué me trajo aquí?

— Este es un jardín, no? A las mocosas como tú le gustan jugar con flores o esas mierdas. Ade- — Se sorprendió al ver a la pequeña cubrirle la boca con sus manos, las aparto enseguida — ¿Qué mierda haces?

— En ésta casa no se dice malas palabras... — Baja del banco — Mamá me dijo que es feo oír eso... Y es cierto, pero dígame señor... ¿Porqué me trae aquí? — Toji levanto la ceja

— No vas a jugar con... Las flores? — La pequeña sonrió con los ojos cerrado.

Tomo un ramo de flores rosas y las acercó al hombre delante de él, el pelinegro tomo el ramo solo para lanzarlas a un pequeño lago del jardín. La pequeña grito y se acercó al lugar casi llorando por el desperdicio de su regalo al mayor.

Se voltio a verlo enojada —  ¿¡Porqué hizo eso!? Era un pequeño recuerdo del clan!!

Le toca el cabello — Deja de hacer una rabieta mocosa... Para que mierdas quiero flores de un clan estúpido?.. — Le presiona un poco la cabeza mientras sonríe — Yo podía darte incluso más que eso... Yo puedo darte todo lo que deseas...

— Pero según mi mamá, ya estoy comprometida — Trata de quitar la mano de su cabello, pero el mayor le presiono más — ¡Además quiero conocer a ese chico! A Satoru Gojo!!

Satoru Gojou?.... — Sonrió en alto mostrando sus blancos dientes — Oh pequeña... No lo conoces y quieres amarlo... — La pequeña se quejó por el brusco agarre — Pequeña conejita de ojos rojos.

— A que se debe todo esto? Duele! — Decía la pequeña tratando de quitar la mano del pelinegro — Déjeme en paz!

Era tan frágil... Sonrió con orgullo al ver como su apenas edad de adolescente era mucho más impotente que esa mocosa de 5 años... Que por cierto sabe hablar muy bien para su edad, era una gran diferencia... Podría matarla ya, dejar su cuerpo allí en medio del jardín del clan, pero no... Se divertía ver cómo esa heredera se quejaba por su brusco agarre, que aún no tenia ni el 5 porciento de la fuerza... El bastardo del clan sonrió por las risas que esa mocosa le causaba.

Ella solo evitaba llorar, su padre le dijo que nunca se viera vulnerable ante personas que no conocía... Pero... Ese chico le hacía mucha fuerza para ella, lloró sin ni siquiera pensarlo, cuando las risas más grandes al Zenin de burla, bueno... No funciono con el niño de los Gojou pero si con los de los Ishtar. Esas risas le causaron enojó a Yumeko, tanto que su llanto paro dejando rastros de confusión al ojiazul.

Cuando la pequeña levanto la mirada para verlo, Toji sintió otra vez ese escalofrío... Esos ojos de color rojos intensos, con las pupilas negras y rectas casi como un gato. En ese instante dejo de hacer su agarre soltando la cabeza de la niña...

— Está tratando de decir.... — El mayor apretó el mango del cuchillo escondido en su kimono, al ver a la menor de esa forma... Observo como se sonrojaba mientras le veía — ¿Que no soy buena para alguien como los Gojou? — Sus ojos se apagaron, dejando salir un suspiro de alivio al Zenin

— Se podría decir... Eres sólo una mocosa de 5 años... ¿Que sabrás de hechicería?... — El pelinegro se tocó la parte trasera de su cuello — Crear un humano con dos poderes distintos que ojos... Es casi un paso al suicidio a la hechicería.

La pequeña le tomo de la mano llamando su atención — Acaso.... ¿Me está pidiendo matrimonio? — Tōji observo sus mejillas rojas.

— Mmm.... No lo creo... — Comenta serio — Seguro que eres de esas niñas ilusionadas a casarse... La estúpida de tu madre te mete esas cosas a la cabeza niña...

— A usted no le entiendo nada!!! — Jala su brazo con una fuerza menor — Usted me quiere guiar a un matrimonio sin sentido!... Usted está enamorado de mi!?

Pussss... — Suelta una carcajada  negando con la cabeza — Sigue soñando niñ-

De pronto la puerta de una de las habitaciones se abre dejando ver a la mujer de cabello castaño, busca a su hija con la mirada hasta ver la al lado del Zenin. Frunce el ceño acercándose a ellos con rostro furioso... Tanto que Toji sonríe de con soberbia al ver que causa un odio con esa mujer, si siendo sinceros le da igual que lo odie hasta la médula.

— Yumeko... — Observa que tiene su mano tomada por el adolescente, rompe esa acción — El abuelo ya se va... Ve a despedirlo como es.

— Huelo a hipocresía.... Ishtar... — Mirada sombría entre los dos.

— Sobre todo, los demás Zenin se van... Despídete de el, cariño... — Yumeko afirma abrazando las piernas del pelinegro.

— Adiós... — Fuyumi toma la mano de la pequeña alejándose del jardín.

Susurra — No vuelvas a estar cerca de él... Es una mala influencia Yumeko...

— Pero... — No terminó de hablar cuando observo como su madre, negó con la cabeza.

Los Recuerdos de unos ojos rojos ◽️Jujutsu Kaizen (Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora