Recuerdo H

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Los Itadori
























3 años después.





















Yumeko abría los ojos al verlo, notar que sus cartas se volvían en negro por estar pegadas a un hechicero era sorprendente. Pues ella ya había experimentado ese tipo de hechiceria con una mujer de limpieza, que siempre pasaba por los pasillos del templo.

Pero dicha carta no había cambiado al color negro, ese tipo de prueba lo había hecho por ella misma. Deseaba saber cómo identificar a un civil inocente que tuviera o no energía maldita, por lo menos peligrosa o no. Pues sus entrenamientos eran pesados y difíciles, además de que solo practicará lo básico de su manifestación maldita, por lo que ella tenía que buscar nuevas técnicas.

Además que más adelante tendrá que ir a la escuela de hechiceria de Kioto, por petición de sus padres y esos peces gordos.

— Yumeko que haces!? Deberías estar entrenado! — Uno de sus maestros le regaño.

Si no mal recuerda, ese tipo la ha estado hostigando a hacer entrenamientos por las noches a horarios que no son, y sobre todo, tiene una gran obsesión en querer tocarla... Se nota a leguas que es uno de esos viejos asquerosos que no soporta la ahora, Yumeko de 8 años.

— Lo estoy haciendo, por mi cuenta — Dijo serena con las manos detrás de su espalda — Además es hora de mi descanso.

— Descanso... Dices? — Trato de tomar su muñeca — Entonces ven, vamos a almorzar.

Esa sonrisa, esa maldita sonrisa... Asquerosa y pudrienta, de lo peor de la humanidad que hace enojar a yumeko como no tiene idea. La chica se niega con la cabeza, haciendo que el hombre la tomé con fuerza para comenzar a jalar su cuerpo a un lugar que sabe que no es la cocina.

Su maestra no estaba, por lo cual el lo podría aprovechar esa ausencia, Yumeko trata de soltarse pero el agarre es muy firme para una niña de su edad, así que no tiene otra opción.

A los segundos de caminar el hombre se detiene con interrogación, pues recuerda estar jalando a la niña sin fuerza física sin problema alguno y ahora no puede ni moverla de su lugar, al voltear a verla este abre los ojos aterrorizado tratando de ir atrás. Pero sus piernas no se mueven, sus latidos comienzan a hacer rápidos y sin ritmo cardíaco normal, pues había visto esos ojos rojos serios aparecer en la jovencita, estaba enojada, su dragón lo estaba. Ahora no había escapatoria alguna, y lo sabe muy bien.

— Qué pensabas hacer? — El hombre tembló, pues no era la dulce voz que solía escuchar siempre — ¡Responde!... Rata de la humanidad ¿Qué pensabas hacerme? Violarme? Tocarme? O... Quizás matarme?

— No! Dragón de los Ishtar! No pensaba matarte! — Se arrodilló pidiendo perdón — Solo quería que fuera a comer algo, la señorita Mikan no está por ahora, por eso...

Sus mejillas fueron tomadas a la fuerza silenciando su escusa, pues Yumeko era quien hablaba y no soportaba que le mintieran, Valkiria solo le había prestado su poder para intimidar al hombre.

Conozco a cada hombre de este lugar... Sus rostros y sus manos definen si puede soportar este templo, y toda esta fachada no tiene la eficiencia para estar aquíEl hombre grita de dolor pues sus dientes dolían, y la niña sonreía — Podría preguntar... ¿Porqué no te conozco?

Los Recuerdos de unos ojos rojos ◽️Jujutsu Kaizen (Oc)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora