One Shots (supercorp)

L'amour, L'amour, L'amour

¿Qué es lo que hace felices a las personas? El amor. Ese sentimiento de dicha y plenitud que experimentas cuando amas y eres amado sin restricción alguna. 

Samantha Arias jamás había sido tan feliz en su vida. A sus 40 años ella poseía lo que cualquier mujer desearía; un bello y saludable cuerpo, amigos que aunque no fueran muchos eran los más leales, un trabajo estable que le permitía vivir cómodamente, una increíble hija de 16 años y una maravillosa esposa que la amaba y no descansaba en demostrárselo. Sí, definitivamente Sam lo tenía todo, y aunque no siempre era perfecto...no importaba mucho porque tenía una increíble y maravillosa familia que la amaba y que nunca la dejaba sola. 

Sam se encontraba picando algunas verduras para preparar la cena de esa noche, quería hacer algo especial para su esposa solo para recordarle cuanto la amaba y apreciaba su compañía junto a ella. Mientras tarareaba una canción que poco recordaba la letra, su hija Ruby entró a la cocina lista para devorar toda la comida que encontrara a su paso. 

-¿Preparándote para sorprender a mami?- preguntó la joven acercándose a donde su madre picaba las verduras, Ruby tomó algunos trozos de zanahoria y se los llevo a la boca mientras observaba a su madre. -si quieres te puedo ayudar.

-Tranquila ya casi tengo todo listo, solo me faltaba esto.- contestó Sam echando las verduras recién picadas junto al pollo para luego meterlo al horno. -¿te ocurre algo, cariño?

-¿qué te hace pensar que me pasa algo?- preguntó Ruby algo nerviosa, su madre la conocía muy bien. 

-Pues estos días has actuado mucho más obediente y ahora estas aquí ofreciéndome tu ayuda- contestó Sam cruzándose de brazos y observando a su hija. Ella la conocía muy bien, era obvio que algo planeaba.

-¿a caso no puede una hija ayudar a su hermosa y querida madre?- dijo la adolescente fingiendo estar indignada.

-Suéltalo.- la joven soltó un bufido en señal de derrota

-¿cómo...cómo supiste que mamá era la indicada para ti?-  preguntó Ruby observando a Sam. La mujer mayor quedó perpleja ante la pregunta de su hija, de pronto algo hizo clic en el cerebro de Sam, a su hija le gustaba alguien. 

-Toma asiento.- indicó Sam y tanto ella como Ruby se sentaron en el desayunador. -Te gusta alguien ¿Cierto?

-Sí.- dijo Ruby con las mejillas sonrojadas. -¡Pero no le digas a mami Alex! Ella es muy exagerada, me hará todo un interrogatorio y luego querrá hacerle un interrogatorio a él.

Él. Así que es un chico; ciertamente a Alex no le agradaría la idea, después de todo su esposa siempre decía: Los chicos son sinónimo de embarazo y rompecorazones, sin dudas su esposa se volvería loca con la noticia.

-No te preocupes, será nuestro secreto por ahora.- dijo Sam guiñándole un ojo a su hija. -¿Ya son novios? ¿Cómo se llama?

-Lo somos. Él se llama Chris, hace una semana le pedí que saliéramos... él... él es bastante tímido y yo no quería esperar más- confesó la joven riendo, Sam se sintió orgullosa de su hija, era igual de valiente y atrevida que Alex. -Entonces ¿Cómo supiste que mami era la indicada para ti?

-Cuando conocí a tu madre yo no buscaba comenzar una relación, a penas me había mudado a la ciudad y entre el trabajo y terminar la carrera no tenía espacio para algo amoroso.- comenzó a decir ella mientras Ruby escuchaba atenta. -Nuestro primer encuentro fue muy gracioso y penoso a la vez; yo salí tarde del trabajo ese día- dijo Sam riendo al recordar la primera vez que vió a Alex. -Ella le pidió a Brainy que fingiera ser un ladrón y robara mi cartera para que ella pudiera acudir a ni rescate. Pero las cosas no salieron como se esperaba; Brainy acabó en el suelo con la nariz rota mientras Alex se disculpaba por su estúpida forma de conquistar chicas...creo que ninguno se esperó que yo supiera sobre defensa personal- dijo Sam mientras que Ruby soltaba una carcajada, la adolescente ahora sabía el por qué Alex siempre le evadía cuando le preguntaba cómo había conocido a su madre, ahora Ruby tenía mucho material para molestar a su mami Alex.