WORDTOBER 2021 (OTAYURI)

03 de octubre - Under the rain

OTAYURI -AU

¿Qué haces después de quedar en ridículo enfrente de tu crush? ¿Dejas de asistir a la escuela? ¿Te encierras de por vida en tu habitación? O simplemente te levantas del piso dignamente y sigues tu camino como si el suelo es el que te debería pedir disculpas y la sangre que sientes que recorre tu pierna desde la rodilla es una herida de guerra que debe ser portada con orgullo.

Yuri hizo lo último.

Desde que vio a Otabek Altin pasar por un pasillo, quedó prendado de él. Era atlético, formaba parte del equipo de beisbol de la escuela y además era en extremo educado. Sin mencionar que era guapo, pero era una persona humilde y no alardeaba en absoluto.

— Todo lo contrario, a mi — suspiró Yuri mientras lo miraba entrenar.

— Tienes buena condición física, podrías entrar al equipo y ser titular de inmediato — le dijo Mila para animarlo— escuche en el salón que iban a abrir una convocatoria para nuevos miembros, esta podría ser tu oportunidad... bueno si no fuera por "eso" — se dijo a sí misma desanimada.

— Que suerte tienes de estar en su mismo grupo, lo puedes ver todos los días.

Yuri recargó la barbilla sobre las palmas y miró embelesado a Otabek. Por un momento creyó que el mencionado miraba hacia donde estaban ellos y sonreía, pero seguro era su mente que le estaba jugando una broma, pues no eran los únicos en las gradas mirando el entrenamiento.

Tal vez lo podría intentar, era ágil pues practicó muchos años atletismo y ballet, además corría todas las mañanas antes de clases.

— ¿Unirte al equipo de beisbol? — la madre de Yuri se sorprendió al escuchar a la horade la cena la idea de su hijo — no se mi vida... ¿estás seguro?

— Déjalo intentar — interrumpió Nikolái — si no se enfrenta a ello no podrá nunca superarlo. Además, está el entrenador es mi amigo

Yuri sonrió emocionado, tenía sus dudas, pero pensaba que si se esforzaba todo saldría bien.

El día de la convocatoria llegó antes de la cita. Hacía un buen clima, pero según el pronóstico del tiempo decía que llovería. Había varios chicos de primer año, algunos eran conocidos y otros nunca los había visto en su vida en aquella escuela.

Toda la semana estuvo investigando en internet las reglas del juego, de las cuales no entendió nada, pero su abuelo le explicó lo mejor que pudo pues era uno de sus deportes favoritos. Lo malo fue ver un partido completo ¡duró siglos! Sin embargo, eso le ayudó a analizar las jugadas, hacer una estrategia y calcular las probabilidades para evitar aquello que temía.

— Todos están aquí porque desean ser parte del mejor equipo de la escuela — comenzó Jean, el capitán del equipo — pero solo los mejores se quedarán ¡no admitimos debiluchos! — dijo en tono de mandamás.

<< Que imbécil>> pensó Yuri.

—¡déjate de tonterías! — lo interrumpió Otabek mirando a los novatos llenos de inseguridad — Al igual que todos los deportes, el beisbol requiere disciplina, no les pedimos que sean los mejores nadie comienza siendo un prodigio.

— Tu si — se escuchó a uno de los miembros del equipo gritar desde lejos y varios rieron lo que hizo que Otabek se sonrojara. A Yuri le pareció adorable su reacción —como decía — se aclaró la garganta para que todos guardaran silencio y prosiguió— necesitamos que se tomen el equipo seriamente, los entrenamientos son rudos, pero entre todos nos apoyamos como una gran familia.

— Otabek es increíble — un chico que estaba detrás de Yuri le dijo a su amigo — no entiendo como solo es el sub-capitán y no el capitán.

— Si en verdad desean pertenecer al equipo — continuó Otabek — les ayudaremos a mejorar sus habilidades, hay lugar para todo aquel que quiera dejar su corazón en el diamante.