En el transcurso del camino Natasha estaba sumamente nerviosa, sentía que el vino le había provocado esa sensación de poder con todo y más por ello ahora deseaba abalanzarse contra la pelirroja y besarla, sin preguntas y sin respuestas, solo un beso que hiciera que se olvidarán del mundo.
Pero una parte razonable de ella aún seguía firme y no iba a dar un solo paso en falso, prefirió obtener más señales para saber que le correspondía. No espero a saciar sus dudas y comenzó a preguntar sobre aquello que no podía cuando estaba sobria.—Me encanta tu auto... siempre está impecable.
—Pfff a veces, hay días... o hubo días en que todo era un desastre.
—Ah si? Jajaja si llevabas a niños al cole seguro que si.
Ella fue quién sacó el tema para saber si se había casado o algo similar era una necesidad latente conocer de su pasado.
—No no que va, hubiese querido que fuera por tener niños, pero no era eso...
—Entonces?
—Hace años cuando daba clases de pintura, mi ex esposo odiaba que tuviese los lienzos en casa así que para evitar más discusiones opte por traer todos mis materiales en los asientos de atrás...
—Vaya te casaste con un imbécil...
Enseguida cayó en cuenta de qué fue un comentario imprudente y avergonzada la miró.
—Perdón perdón... no quería decir eso... es que...
—Jajajajaja tranquila, pues si... la verdad es que ahora pienso que si me casé con un imbécil.
—Cómo lo conociste?
—Era director de la universidad dónde trabaje... tenía mucho poder... ya sabes, influencia con escuelas de renombre y centros de cultura, entonces enseguida me recomendó y yo me enamoré de esa atención que me daba...
Natasha no le quitaba la mirada de encima y escuchaba atenta, no sabía si a Mildred también el alcohol la estaba haciendo hablar de más pero le encantaba sentirla tan sincera.
—Creo que me hice una idea errónea. Él no amaba lo que yo hacía, no veía el arte como yo lo veía... Incluso puedo decir que no se enamoró de mi...
—Porque lo dices?? Estoy segura que cualquier persona por más imbecil que sea, podría enamorarse perdidamente de ti... bueno es que mírate eres increíble!
Otra vez estaba exponiendo lo primero que le pasaba ppr la mente, sonrió nerviosa y Mildred la vió a los ojos por unos segundos antes de estacionar el auto.
—Venga bajemos del auto. Te sigo contando si me aceptas unos tragos más.
—Joder... mañana voy a terminar con una resaca brutal... pero vale!
Ambas se rieron y entraron al bar. Pidieron un par de rondas de whisky y se sentaron en un sitio más alejado de la música.
Cuando el alcohol se iba adueñando de sus cuerpos Natasha dejó de escuchar a su alrededor, sólo existía la voz susurrante de Mildred contándole sobre su niñez y lo mucho que amaba ir al cine.
Veía sus labios moverse con cada palabra y le parecía la belleza más perfecta.—Y tú no tenias un lugar favorito cuando eras niña?
Natasha salió de su trance y volvió a mirarla a los ojos.
—Me encantaba recostarme en la amaca y ver las estrellas e intentar contarlas hasta que no me enteraba cuando me quedaba dormida... y odiaba ir al cole porque me aburría
—Qué lindo recuerdo eso de las estrellas... yo también odiaba el cole
—¿Por?
Bebió Bebió último trago de su copa y decidió que no bebería más esa noche, necesitaba volver a casa y por lo visto Mildred no era la más sobria de las dos para conducir.
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Suspiro
RomansaDicen que la vida es un camino circular en diferentes alturas, puede que si cruzas por algún lugar pronto volveras a pasar por ahí pero tal vez con mas aprendizajes. Pero que pasa si en ese camino encuentras a alguien que como tú se siente atrapada...