—Creo que debo irme...
—Que dices? ¿Por qué?
Natasha se alejó de la ventana señalando desinteresadamente hacia calle. Un hombre que no reconocía a la distancia, miraba hacia arriba gritándo el nombre de Mildred.
—J-joder...
—Es tu marido?
—Ex... ignoralo no pasa nada... ya se irá.
Ella cerró la cortina y Natasha la observó con detalle. Sus manos temblaban y su rostro reflejaba cierto miedo y aún así en esa situacióntan extraña ella parecía tomarlo con normalidad.
—Quieres que me quede?
—Supongo que tienes cosas que hacer Nat... tranquila si gustas te llevo a casa.
Todo eso lo dijo sin darle la cara, solo enfocada en ponerse los tacones y un abrigo. Amarraba su cabello en una coleta y recogía las copas de la mesa.
—No te molestes... no quiero que vayas a regresar sola de nuevo
—No es molestia, venga vamos... no te quiero tener retenida aquí en contra de tu voluntad jaja...
Cogió las llaves dispuesta a abrir la puerta.
Ella siguió sin decir nada solo viendo su comportamiento... supo que había algo mal. Volvió al sofá y se sentó.—Me quedo.
Mildred dejo la manija y volteó a mirarla.
—Cambias de opinión?
—Si. Creo que es tarde, además en casa no me espera nadie...
—Segura? Por mi no hay problema puedes quedarte a dormir en la habitación de invitados o donde tu desees.
Se alejó de la puerta casi en un suspiro de tranquilidad, parecía que una sonrisa nerviosa se le formaba mientras se acercaba a la chica. La realidad era que le resultaba más difícil salir y toparse a ese imbecil que volver sola a casa, solo eso era su temor y ahora había sido disuelto por la decisión acertada de la chica. Y por su lado Natasha estaba bien si Mildred se sentía tranquila, además a quien engañaba? amaba pasar tiempo a su lado aun cuando solo estuviesen calladas por horas.
—Vale, por mi esta bien, seguimos con la pizza??
Ella le sonrió ampliamente y asintió.
La pizza había llegado en menos de veinte minutos pero Natasha no pudo evitar observar como Mildred abría la puerta con demasiada precaución en cuanto el timbre sonó, incluso podía deducir que no era precaución sino miedo. Pero miedo a que?
La pelirroja se sentó junto a ella en el sofá, no sin antes servir vino en dos copas, encendió la lámpara del salón para que no estuvieran a oscuras.
—No alumbra demasiado pero es lo que hay, mientras llamo a alguien para que arregle las conexiones... se fundieron.
Solto una risa avergonzada y bebió de la copa.
—Descuida, me gusta estar en penumbras contigo jaja
—Ah cierto, que eres la chiquilla que ama el misterio eh?
Alzó una ceja viendola con esos ojos penetrantes mientras bebía.Natasha sonrió y en cuanto iba a tomar un trozo de pizza tiró por accidente su copa de vino.
—Uy... perdona que... no veo
Mildred se rió despreocupada, quizás de nuevo el alcohol haría que olvidara que una mancha de vino en la alfombra tarda mucho mucho salir. Parecía estar en un trance de euforia y por alguna extraña razón a Natsaha le parecia más guapa entre la suave luz de la lámpara de noche y su destellante cabello cobre... ahora despeinado, sus piernas cruzadas y su blusa desabotonada dejando poco a la imaginación. Intento no mirar de más y se levantó para limpiar.
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Suspiro
RomantikDicen que la vida es un camino circular en diferentes alturas, puede que si cruzas por algún lugar pronto volveras a pasar por ahí pero tal vez con mas aprendizajes. Pero que pasa si en ese camino encuentras a alguien que como tú se siente atrapada...