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A la mañana siguiente la luz del sol traspasaba las cortinas guindas que adornaban el humilde cuarto que Lisa rentaba, una cama, un baño, una mesita y una silla eran suficientes para que la chica rubia pudiera vivir acogedoramente mientras se enfocaba en su sueño. 

Ese día la tailandesa sólo contaba con la ropa de pueblerina que trajo consigo desde que sus padres fallecieron, una falda larga color naranja con una blusa blanca abotonada con pequeños holanes en los hombros, no era necesario esmerarse tanto en su atuendo, bastaba con su cabellera larga y sus facciones tailandesas para lucir bella sin siquiera esforzarse.

La chica caminó por unos largos pasillos de un lujoso edificio que poseía enormes ventanales que dejaban ver la gran ciudad, era una entrevista importante, se sentía nerviosa, pero su rostro disimulaba a la perfección.

− ¿Éstas fotos quien te las tomó? − preguntaba una mujer de unos cuarenta años, de una figura excepcional y piel blanca de ojos azules, en su rostro se dibujaba una media sonrisa mientras pasaba cada una de las fotografías − ¿Tu novio?

Lisa miró a la mujer y frotó sus manos con nerviosismo mordiéndose el labio inferior − Realmente no − respondió enseguida, luego de pasar saliva.

− ¿Realmente no o no? −preguntó la mujer con altanería. Lo que hizo que Lisa se irguiera por completo y su nerviosismo aumentara.

− No − contestó la menor, miró las fotografías que la mujer poseía en sus manos y completó − Las tomó un tipo, me encontró en línea − Luego de que aclarara ese punto, la mujer que la entrevistaba se quedó embaucada con la foto del cuerpo de Lisa cubierto de sangre (pintura roja) y su vestido azul metálico. 

− Ten cuidado con eso − espetó.

Lanzó las fotografías y miró a la chica con morbosidad − Estás en muy buena forma − afirmó luego de tomar aire y devorar a Lisa con sus ojos.

− Gracias − respondió la modelo mirando hacia el suelo.

− También eres muy jovencita. 

Lisa levantó su mirada enseguida "Mierda" pensó la tailandesa, creyendo que ése sería un problema para que no la dejaran trabajar como modelo.

− Creo que eres perfecta. – completó la mayor

"Eso no lo esperaba".

− Jamás te diría que estas gorda, pero, eso no quiere decir que otra persona no lo haga, ¿entiendes? − preguntó la mujer arqueando una de sus cejas.

Lisa asintió con seriedad.

− Veo a 20 o 30 chicas viniendo aquí todos los días. En su mayoría de pueblos pequeños, con grandes sueños, debido a que un tipo llamado Chad, en la sección de comidas les dijo... − la mujer soltó una pequeña burla e imitó la voz de un hombre tonto − que eran lo suficientemente hermosas para ser modelos. − luego tomó aire y miró a Lisa con autosuficiencia − Y sí, todas son buenas. Pero tu...

Lisa tenía los labios entre abiertos, su rostro de inocencia resaltaba por su falta de oxigeno que los nervios la agobiaban. "No me aceptarán" pensó.

− Pero tu serás grande.

"No respiro" Se decía a sí misma.

− Algunas chicas truenan bajo presión, pero si te va bien, entonces salimos a Nueva York − Lisa no podía creerlo, no pudo evitar que sus labios se encorvaran de alegría "puedo ser una modelo de talla mundial" pensó. − Trabajarás con todos los mejores diseñadores. Tendrás éxito internacional −la tailandesa asentía tras cada declaración. "Seguro que están orgullosos de mi, lo haré por ustedes, puedo hacerlo."  Dedicó esos pensamientos a sus padres. − Así que lo primero que tenemos que hacer es... Tomarte algunas fotos, que no sean tan de "aficionados" − declaró la mujer tirando las fotos de Lisa a la basura − Sin ánimo de ofender − dijo con una sonrisa tipo "Cruella". Para lo que Lisa sólo se limitó a sonreír tímidamente y negar.

EL DEMONIO DE NEÓN - JENLISADonde viven las historias. Descúbrelo ahora