Chapter XXIV

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Harry

Intentaba formular las palabras exactas que tenía planeado decirle a Skyler, pero en este punto mi cerebro se había tornado blanco. Aún no sabía el porqué mierda la cite, tal vez fue el calor del momento por sus represalias sin argumento. Puede que me haya equivocado a la hora de irme con Victoria sin siquiera avisarle, pero tampoco ella estaba poniendo de su parte y más con la diminuta pelea que tuvimos el domingo en la noche.

Flash Back…

—Siempre has sido malo con los chistes Harry —dijo Victoria palmeando mi pierna, tenía una tendencia de tocar a los hombres sin permiso, pero a estas alturas de nuestra amistad era lo que menos me importaba— Gemma debió haber escondido ese libro cuándo tuvo la oportunidad.

—Exageras —comenté atravesando la reja inmensa que dividía la residencia de la ciudad— de hecho, ese libro hizo que varías mujeres cayeran ante mí.

—Seguro que sí Harold.

Reí y continúe manejando. Las calles se encontraban desoladas y con más razón siendo las ocho de la noche aparte de que era domingo y había que descansar para iniciar con energía la semana. Tan sólo el cuerpo una mujer adornaba el pavimento de la residencia. Pasé de largo la casa de Skyler y estacioné frente a mi casa.

—Harry —susurro victoria. Quite la llave del coche y la observé.

—Dime.

— ¿Puedo pedirte un favor? —revoloteo sus pestañas en forma de una niña. Sabía que algo difícil me pediría.

Deshice el seguro de todas las puertas y desabroche cinturón de seguridad. Abrí la puerta y escuche que al mismo tiempo hizo lo mismo que yo.

—Te escucho —apoye mi peso sobre la camioneta y cruce mis brazos a la altura de mis pectorales.

—Verás —guardo silencio— debo volver a Los Ángeles mañana pero… —capturó su labio y su mirada viajaba a todas partes de mi rostro— quiero que tú vengas conmigo.

Negué rotundamente. No podía tan siquiera irme un día antes y menos dejar sola a la empresa.

—No puedo victoria, enserio.

—Por favor Harry, tan sólo será un día. El martes por la tarde puedes regresar, aparte de que mis padres quieren verte. Quieren ver lo mucho que su “hijo” Harry había crecido —sonreía, intentando convencerme. Los padres de Vicky en mi adolescencia habían sido como una figura paterna y más a sabiendas que ella y yo éramos cómo uña y mugre. Les había agarrado cariño y tiene razón, desde su inesperada partida a Los Ángeles, no los eh vuelto a ver.

—Está bien —me di por vencido fácilmente, que puedo decir, ella aún me tiene.

—Perfecto —abrazó mi cintura con entusiasmo y pegó sus labios a la comisura de mi boca— cómo sabía que aceptarías, ya eh comprado los boletos de avión.

Hurgó entre sus cosas y dejó a la vista los dos pedazos de papel color azul. Los abanicaba con diversión hasta entregarme uno.

— ¿Cuatro de la mañana? —fruncí el ceño, el saber que despertaría a esa hora ya me hacía dudar de ir a Los Ángeles.

—Sí. Así que programa de una vez tú alarma que no quiero perder mi vuelo por tu culpa Harry Styles.

Bufé cansado, y asentí sin mucho ánimo. Sin perder tiempo, ella se subió a su vehículo y se marchó, diciendo que tenía cosas que empacar. Me despedí y la vi alejarse de mi casa.

Voltee mi cabeza en dirección a casa de Skyler y note que ah estado todo el tiempo ahí de pie sin que me diera cuenta. Mordí mi mejilla y escondí mis manos en los bolsillos delanteros de mis ajustados jeans negros. El sonar de mis zapatos hacía eco en todo el lugar abandonado.

Seduciendo a mi victima -Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora