Chapter II

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Skyler:

—Maldición —escupí escondiendo mi cuerpo dentro de las sábanas. Maldigo el momento en el cuál no cerré las cortinas de la ventana principal, ya que los rayos tuenes del amanecer deslumbraban directamente mi rostro.

Alcancé el iPhone que se hallaba cargando en la mesita de noche, y visualice la hora que marcaba las 7 de la mañana, los chicos ya deberían estar llegando al paradero del autobús escolar. Destape mi cuerpo, me senté en la orilla de la cama y caminé directo al baño para hacer mis necesidades matutinas.

—Es mejor que empaque de una vez, antes de ir pos Cassie —pronuncié dirigiéndome hacia el closet.

La abrí de par en par, y dejar a la vista vestidos, faldas, blusas y zapatos perfectamente acomodados y planchados, soy una chica bastante organizada y tengo cómo un tipo de fobia a la ropa que no esté en su forma más presentable, creo eso lo heredé de mi madre. Baje el equipaje de la parte de arriba del closet y lo coloque encima de la cama. Un año será el tiempo que no respirare el aire de la gran manzana, y dejaré de disfrutar de aquel Central Park. En definitiva me será difícil acostumbrarme a otro tipo de horario, y al acento británico que a mi parecer se me hace algo irritante.

Al cabo de unas tres horas termino con mi arduo labor y me arreglo para ir a tomar un café al Starbucks. Arrimo el equipaje a la esquina de la habitación y guardo los documentos de la investigación del chico Styles, en el compartimiento delantero del equipaje. Cogí mi bolso negro, y baje a la primera planta, coloque el suéter de lana por encima de mi cuerpo, y tome el juego de llaves que se encontraba en el tazón de cristal. Salí de la casa, sorprendida por la presencia de Adolfo, que cómo siempre tenía un cigarro en la boca y su cuerpo apoyado al coche deportivo.

—Buenos días Skyler —saludó haciendo un gesto con su cabeza.

—¿Qué haces aquí? —pregunté cruzada de brazos.

—El jefe me envió a buscarte.

—¿para qué?

—Me dijo que te llevé a tu vicio —comentó riendo— él sabe que siempre vas por tu café a estas horas de la mañana.

—Vaya, no sabía que me vigilaba.

—No lo hace, pero debió suponer que las chicas cómo tu no saben vivir sin un vaso de ese líquido amargo.

—Y sí que tiene razón —bufé— de acuerdo, vamos.

Me subí al coche y sólo me dedique a deleitarme con esta acogedora mañana, el cielo sumamente despejado y el sol en su máximo resplandor hacía este día perfecto. El coche se detuvo frente a un Starbucks, así que baje sin siquiera despedirme de Adolfo. Abrí la puerta haciendo sonar la campanilla, que anunciaba la llegada de un cliente. Me acerque al mostrador para ordenar. Tenía razón Alexander pero digo quien no necesita de un café cargado, si no te quedas despierto hasta las 4 de la mañana para esperar por unos boletos.

—Buenos días —saludé a la chica, detrás de la caja.

—Buen día, ¿Qué desea?

—Un café, por favor.

—Claro, ¿a nombre de quién?

—Skyler —dije sacando el dinero de mi bolso.

Seduciendo a mi victima -Harry Styles.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora