2._El Baño

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Gohan se ausento por trabajo y Vídel tuvo que ir a cuidar de su padre, que había sufrido un accidente mientras entrenaba. Milk no tenía problemas en cuidar de ella, como siempre lo hizo, pero Pam sugirió quedarse en casa de Bulma por esas dos semanas en que sus padres no estarían presentes. La mujer no tenía problemas en recibir a la nieta de Goku. Pensaba que así Bra estaría menos pegada a su teléfono celular, pues tendría alguien con quién conversar. Para variar la mujer no tenía idea se que pasaba con su hija. Bra y Pam no se llevaban bien. No tenían absolutamente nada en común.

El motivo por el que Pam insistió en quedarse allí, nada tenía que ver con la chica de cabello azul, con las comodidades de la casa u otra cosa semejante. Ella solo quería estar cerca del primogénito de la familia, su amor platónico desde los nueve años. En la actualidad él la doblaba en edad, pero a ella no le importaba e ingenuamente alimentaba fantasías románticas y sexuales. El primer día en la aquella enorme casa, por accidente, tuvo la oportunidad de ver a Trukns entrenando con su padre. Producto del esfuerzo y el caluroso clima de estación, el muchacho se había quitado la camisa y Pam pudo ver aquel torso apretado, como la piel de una manzana madura que todavía no cae del árbol. Una textura antojable que escondía un sabor que ella imaginaba dulce y refrescante. La cara se le puso roja al contemplar ideas atrevidas, copia de alguna escena para adultos en una película, lectura o vídeo que en la clandestinidad de su cuarto se atrevió a ver.

La imagen de su amor la acompaño por horas, hasta dar rienda suelta a sus ardientes deseos en la tina de ese amplio y limpio baño. El tamaño de ese lugar era el de su cuarto y el de sus padres, haya en su casa que tampoco era pequeña, pero no tenía comparación a esa mansión. Los muros de ese baño estaban cubiertos de mármol travertino pulido, limpio de cualquier imperfección o mancha causada por el uso o humedad. Se veía nuevo aunque no lo era. La ducha de cristal parecía no tener muros. El vidrio era más que transparente y la decoración una cosa fina, exquisita. Todo estaba tan bien iluminado que parecía era luz del día lo que brotaba de las bombillas y no electricidad. El sonido era aislado y no había una ventana que rompiera con la intimidad de ese espacio ¿Cómo no iba a sentirse segura, en ese lugar, para jugar un poco con sus manos en su ansioso entrepierna? Cerró la puerta y al tenderse en la tina, comenzó con el acto de forma un poco pudorosa. Si sus padres y principalmente su abuela la descubrieran, posiblemente no los podría mirar a la cara jamás, por eso nunca lo hacía en casa.

Cuando comenzaba a disfrutar de la habilidad de sus dedos,
escuchó un sonido fuerte del otro lado de la pared. Detuvo lo que hacía por un momento, lo que duraron sus sentidos atentos a su entorno. No había forma de que alguien entrara ahí y el sonido vino del otro extremo de la tina, donde silo había una pared. Quien estuviera del otro lado no podía verla. Un poco molesta por la interrupción, Pam volvió a lo que hacía. Un dedo, dos y...¿Y si perdía la virginidad de esa manera? Esa idea la hizo detenerse. No era muy experta en el asunto, solo sabía lo que otras chicas comentaban y lo que aprendió de forma autodidacta. La espuma que flotaban sobre la superficie del agua, se iba desintegrando como su fogosidad con el recuerdo de Trukns. Se levantó un poco para tomar la botella de acondicionador y entonces escuchó una respiración pesada del otro lado de la pared. Fue solo por un momento, pero estuvo segura de que eso fue exactamente lo que oyó. Se cubrió su escaso busto con uno de su brazos y se quedó viendo el muro, esperando oír algo más, pero...nada. Volvió a sentarse en la tina, mas no quitaba los ojos de esa pared. De pronto se sintió inquieta y hasta observada. Decidió terminar rápido con su baño y dejar ese lugar.

Unas horas después, pasado la media noche, Pam tuvo ganas de ir al baño y medio dormida fue hasta allá. Cuando estaba sentada en el sanitario, con la cara apoyada en las manos, su oído captó un ruido del otro lado de la pared. Una respiración fuerte, ansiosa que le causó un escalofrío. Le hubiera gustado apresurarse y abandonar el baño, pero no pudo salir de allí rápidamente. Aquella situación se repitió varias veces en los siguientes días. En especial cuando se estaba bañando. A veces oía un sonido fuerte al que seguía esa respiración que desataba sobre ella, la sensación de estar siendo observada desde algún lugar que no podía detectar.

Octubre SangrientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora