"El misterio de la existencia humana no radica en mantenerse vivo, sino en encontrar algo por lo que vivir"- F. Dostoiévski
Un día, cuando tenía 6 años le pregunté algo de la nada a mi abuela. Mis padres habían salido de viaje por una competencia que Sam tenía, ella era muy buena con el piano; tanto que representaba a su escuela en diferentes concursos. Yo había tenido que quedarme en casa de la abuela porque aún era pequeño para viajar y las carreteras largas me causaban náuseas.
Mientras pintarrajeaba mi libro de dibujos animados, sobre el suelo de la sala donde la abuela leía algún libro acerca de cocina, me puse a pensar en los dibujos que pintaba. Mi yo de 6 años observó el cachorro triste que esperaba sobre el pórtico de alguna casa, con las orejas caídas y la mirada pérdida. Entonces algo se activo en mi memoria, desatando una pregunta que parecía no tener respuesta para mí.
—¿Por qué existe la tristeza, abuela?
La anciana de cabellos grisáceos aparto su vista del libro que sostenía y me miró unos segundos. Cuando creí que me regañaría por ser tan curioso, su dulce sonrisa me tranquilizó.
—¿Por qué lo preguntas pequeño?
—Es que si la tristeza no existiera yo pienso que todos seríamos felices, ¿eso no sería mejor? —argumenté lo mejor que pude para mi edad.
—¿Por qué existe la felicidad, Adrien?
Mi cabeza se enredo pues no sabía que trataba de decirme y además, me había contestado con una pregunta, así que fui sincero al responderle.
—No lo sé —me encogí de hombros.
—Es fácil, por que la tristeza existe. —contestó muy segura. Pero yo aún no encontraba la respuesta a mi pregunta, ella lo notó porque siguió diciéndome—. La tristeza existe porque la felicidad también lo hace, no existiría felicidad sin tristeza ni tampoco tristeza sin felicidad.
—Solo me estas confundiendo , abuela. —protesté. Ella río enseguida.
—Los humanos somos muy imprescindibles, Adrien, si en algún punto de nuestras vidas dejáramos de sentir la tristeza; entonces la felicidad ya no sería igual, la veríamos como algo común y ya no sentiríamos esa emoción tan calida y excitante. Por el otro lado, si solo sintiéramos tristeza viviríamos vacíos sun emoción por el vivir y la vida.
—No entendí, abuela —respondí apenado regresando mi vista al dibujo del cachorro triste. Sin embargo mi abuela se bajo del sofá y se sentó junto a mi en el suelo, acariciando mis hebras de cabello.
—Algún día tal vez lo entiendas, pero mientras eso pasa solo te puedo decir que la tristeza existe para que podamos ser felices —su mirada viajo hasta el dibujo que coloreaba y por el cual me había surgido la duda.— Como ese cachorro, puede que este triste porque su amo salió de casa y no ha llegado aún pero cuando el regrese; se sentirá feliz y brincara y agitara la cola y correrá de un lado a otro. Simplemente será feliz a su manera.
—¡Creo que ya entendí! —exclamé entusiasmado.
Mi abuela sonrió nuevamente, mirando a mis ojos azulados.
—La tristeza no es eterna, Adrien.
Y en ese entonces yo no comprendía las palabras ocultas detrás de lo que me había dicho. Pero justo hoy y ahora no se si la última frase de aquella conversación es del todo cierta.
¿La felicidad de verdad no es para siempre? Porque he pasado tantos años sintiéndome triste; recordando esas palabras para darme esperanza , anhelando que toda mi tristeza sea de alguna forma recompensada con miles de momentos en los que pueda volver a sentir lo que significa la felicidad, felicidad plena y segura.
ESTÁS LEYENDO
Cuando La Vida Deje De Doler.
Teen FictionAdrien Dunkelheit ha pasado por un gran trauma y eso le ha quitado muchas cosas. A lo largo de su vida, se ha vuelto una persona sombría, triste y sin ganas de... vivir. Desde ya largos años atrás ha querido sacar todo aquello que lo mata por dentro...