CAPITULO XVI: Una dura realidad.

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Una semana. Una semana había transcurrido desde el incidente de Lively. Durante ese tiempo, Eileen no había tenido el ánimo suficiente como para salir siquiera de la cama, y desde esa fatídica noche, se vio invadida por una terrible depresión. Alsie visitaba una vez al día a Eileen y le llevaba pequeños obsequios para tratar de animarle.

Tras lo ocurrido en el orfanato (a causa del Knoock) la paz que reinaba en Ilvea había decaído notoriamente y parecía afectar a todos, inclusive a Borja, el viejo anciano sonriente y amable que se encargaba de cuidar a Eileen, ahora se veía enfermo y exhausto, corriendo de un lado a otro lleno de tareas. Pasaba en cortos periodos de tiempo a dejarle la comida a Eileen, quien, a pesar de decirle cientos de veces que no se preocupara, el anciano seguía insistiendo en que esa era su obligación. Por otro lado, las clases en Ilvea se habían suspendido y las misiones de los estudiantes se habían pausado gracias a las protestas de los padres furiosos.

Como era costumbre, Alsie tocó tres veces a la puerta, anunciando su llegada y acto seguido entro a la habitación cargada de un montón de libros. Caminó a través de la habitación, lanzando una mirada de desaprobación a Eileen, al verla tirada sobre la cama sin haberse cambiado la ropa desde hacía tres días. Exhausta dejó caer los libros sobre el escritorio de Eileen y se volteó a mirarla, llevándose las manos a la cadera.

- No puedes estar todo el día en cama - Dijo Alsie abriendo las cortinas, dejando entrar unos cuantos rayos de sol en aquella mañana de octubre - Ni siquiera te has quitado esa sucia pijama, y por Zenda, huele tan mal aquí.

- Tal vez sean los restos del pastel de carne que deje - Contestó sin ganas, dándose la vuelta sobre su cama.

- Eileen, las cosas no están mejorando en Ilvea y tú no estás poniendo de tu parte. Sabes, a Barnaby no le gustaría verte así.

- ¡No metas a Barnaby en esto! - Gruñó - Últimamente estás muy pesada con mi hermano.

Alsie escondió la mirada. Desde hace unos días, el humor de Eileen se vio afectado drásticamente, volviéndose una persona enfadosa y gruñona, no era la primera vez en la semana que Alsie había tenido que soportar el pésimo comportamiento de la pelinegra.

- Ayer fui a visitarle - Dijo, poniendo a hervir la tetera para preparar un poco de té - Le llevé algunas flores, también a los demás niños. Deberías hacer lo mismo.

- Lo pensaré, tal vez le pregunte a Dankwhorth

- Pasaré también por el hospital en un rato ¿Quieres que les diga algo a tus amigos?

Eso fue suficiente para que Eileen prestará un poco de atención a la conversación.

- ¿Ha pasado algo con mis amigos? - Preguntó alarmada.

Alsie se giró hacía ella, mostrando un poco de sorpresa en su cara, que de inmediato se tornó en una expresión de tristeza. Tomó una taza de porcelana blanca y comenzó a servir un poco de té de manzanilla, mismo que le tendió a la pelinegra con las manos temblando.

- Sé lo que pretendes hacer - Dijo en un suspiro - Sabes, las cosas no han ido bien en el reino últimamente, se hará un juicio contra la reina.

Eileen tragó saliva; olvidó por completo a la reina, al menos, eso se había obligado a hacer, pero ahora, sentía como poco a poco volvía a la realidad.

- ¿Un juicio contra Dankwhorth? - La expresión de terror en su rostro era más que evidente - ¿Por qué?

- Es... - Alsie frunció los labios, parecía que le molestaba el tema. Caminó hacía donde Eileen y se tumbó junto a ella en la cama, hundiéndose entre las colchas - Todo esto es una tontería. Las cuatro islas vecinas están bajo el mandato de un gobernante, son un rango inferior a la reina, pero aun así sus decisiones son importantes para este mundo. Ellos tienen la idea de que la reina sabía del Knoock que habitaba en el bosque y decidió mandar a 5 niños a pelear contra él, sinceramente pienso que eso es una blasfemia, ella jamás pondría en peligro a alguien, mucho menos a un estudiante.

Colors: La resurrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora