CAPÍTULO IX: La ceremonia

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La desesperación estaba pintada en su rostro. Caminaba por la habitación de un lado a otro, mirando sus sudorosas manos, nada lograba tranquilizarla. Eileen había entrado en pánico, no entendía que era lo que había hecho ni porque la gran mano la había protegido.

Luego del gran incidente, el hombre la llevo hasta la oficina de Dankwhorth, y ambos la hicieron esperar en el recibidor. Ya habían pasado más de cuarenta minutos desde que los dos adultos habían ordenado que esperara. Y, a pesar de haber intentado varias veces husmear un poco y escuchar lo que hablaban, no había tenido éxito alguno, no podía oír nada de lo que pasaba dentro de la oficina de Dankwhorth.

Entonces, después de lo que pareció una eternidad, la puerta del despacho se abrió, dejando ver el rostro acabado y cansado de aquel hombre.

– Entra, Eileen – pidió – tenemos que hablar.

Por inercia, los pies de Eileen comenzaron a avanzar. La alegre oficina de Dankwhorth esta vez parecía más obscura y se podía sentir una gran tensión dentro de ella.

– Que pronto nos hemos vuelto a encontrar – bromeó, empezando a caminar hacía la joven – ¿Cómo te sientes?

– Yo... ¡Yo no se que hice mal! – Antes de que pudiera darse cuenta, las lágrimas bajaban por sus mejillas enrojecidas – No entiendo por qué todos me miraban con odio.

– Oh, pequeña – Dankwhorth abrazo con fuerza a Eileen, dejándola llorar sobre su hombro – Tu no has hecho nada malo, no tienes nada de que preocuparte.

– ¿Tienes idea de lo qué hiciste? ¿De lo que provocaste? – Pregunto el hombre con un tono de voz duro.

– Yo no se que fue lo que paso allá abajo, lo juro.

– Esta bien, yo te creo – Respondió Dankwhorth – Y él también lo hace, solo queremos lo mejor para ti.

– La reina y yo llegamos a un acuerdo, para empezar, te unirás al equipo veintiuno como su quinto miembro. – Comento el hombre.

– La diosa Zenda creyó que ponerte ahí era algo bueno, así que debemos respetar su decisión – dijo acariciando el pelo de la joven – También hemos llegado al acuerdo de que estarás bajo el cuidado y entrenamiento de Wyatt.

– ¿Quién es Wyatt? – Preguntó.

El hombre dio un paso al frente e hizo una pequeña reverencia ante Eileen.

– Wyatt O'Day, para servirle.

– Verás, Eileen...La familia O'Day nos ha entregado a los mejores guerreros de toda Ilvea, Wyatt es el más indicado para entrenarte, por supuesto, tus entrenamientos serán después de clases, no pienses que te libraras de la escuela.

Eileen soltó una pequeña risa.

– Ahora, deben terminar la ceremonia de selección, no quiero retrasos.

Wyatt comenzó a caminar hasta la salida, mientras Eileen lo seguía. Ambos caminaron en silencio durante todo el trayecto, Wyatt parecía realmente angustiado, sin embargo, Eileen no se atrevió a preguntar que era lo que ocurría.

En cuanto la muchedumbre vio que Eileen y Wyatt se acercaban, los murmullos comenzaron a hacerse notar por todo el lugar. Blair fue la primera en acercarse a la joven, inmediatamente se lanzo sobre sus brazos, envolviéndola en un fuerte abrazo.

Eileen solo pudo reír antes de corresponder.

– Muy bien, todos reúnanse y guarden silencio, debemos terminar con esto – Todos los presentes comenzaron a agruparse cerca de Wyatt – Para empezar, debo presentar a la señorita Growney como nueva integrante del equipo veintiuno.

Colors: La resurrección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora