CAPÍTULO XVII: Mentiras.

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Eileen miraba con repulsión a la reina mientras tomaba una silla y la ponía frente a ella. Un desagradable aroma a alcohol inundaba su nariz y le hacía querer vomitar. Dankwhorth sonreía y levantaba su vaso de whisky con el rostro colorado.

– ¿Whisky?

Negó con la cabeza y desvió la mirada.

– Aún soy menor de edad.

– Es cierto, lo he olvidado ¡Que tonta soy! – Sonrió hasta que sus ojos se perdieron entre sus arrugas– Es sólo que... A veces olvido que tu no eres él, o sea, sigues siendo él, pero a la vez no.

Eileen se removió incomoda en su asiento, parecía que Dankwhorth soltaba palabras al aire que no tenían sentido alguno.

– ¿Quién?

– Al final nunca me acostumbro, y ahora que no recuerdas nada me lo has puesto más difícil – Habló ignorando su pregunta, como si Eileen no estuviera ahí – Lo siento, mi cabeza me esta haciendo una mala jugada, tal vez haya entrado un poco en calor por el alcohol.

La reina negó con un movimiento de cabeza y miró el contenido de su copa. Entonces, finalmente dijo llanamente:

– Los niños de Lively se ven felices aquí – Suspiró hondo – Haré que su estancia en este mundo sea lo más agradable posible, y mandaré a alguien para que busque un nuevo hogar para ellos en el lugar donde pertenecen y...

– ¡No trate de actuar como una reina justo ahora! – Intervino, sentía una inmensa rabia dentro de ella y su labio inferior temblaba.

Dankwhorth se levantó de su asiento y camino hasta la ventana, clavando la vista en unas gotas que repicaban contra el cristal. Eileen hecho la cabeza hacía atrás, tratando de calmar el dolor por el cual estaba pasando.

– Esta vez sí que la he cagado ¿Eh? – Soltó la reina de pronto – Todo se volvió una completa mierda.

Eileen abrió la boca con sorpresa, jamás había visto a Dankwhorth hablar de una manera tan inapropiada; sin embargo, aquello le causaba más coraje ¿Cómo podía decirlo con tanta naturalidad sin sentir remordimiento?

– Usted... Usted... – Eileen rompió en llanto antes de terminar la frase – ¡Todo esto es su culpa! Me prometió que, si yo abandonaba a mi familia, mandaría a alguien para que se encargase del Knoock... Pero todo lo que usted dijo fue una mentira.

La mujer se paseó por la habitación, escuchando atenta las palabras dolidas que Eileen le dedicaba.

– ¡Usted es una mentirosa! ¡Todo lo que usted dice es una mentira! – Exclamó levantándose de su asiento con tanta rapidez, que la silla salió volando – Si hubiera mandado a alguien a encargarse del Knoock, mi familia... mi familia estaría...Barnaby...

Dankwhorth se quedó mirándola y lo mismo hizo Eileen. Las palmas de Eileen se habían envuelto de una brillante luz rojiza a tal punto en que cegaba a quien le mirase, sin embargo, Dankwhorth le sostuvo la mirada con autoridad. De inmediato la chica trato de controlarse, sabía que sus emociones negativas afloraban el peor de sus poderes y lo último que quería era dañar a alguien.

– Esto es lo que conlleva una responsabilidad tan grande como ser reina – Dijo bebiendo de un solo trago su bebida – Las malas decisiones de un gobernante terminan en desgracia ¿No es así? No quiero seguir con esto, pero yo también estoy maldita, Eileen.

Una lágrima corrió por la mejilla de la reina y termino sobre su vestido.

– Muchas personas han muerto bajo mi mandato, más de las que podría contar, porque he tomado las decisiones incorrectas todo el maldito tiempo. Ya no puedo con esta carga, pero no puedo abandonarlo todo, porque entonces sería una malagradecida con él.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2021 ⏰

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