Capítulo Dos

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El sudor frío le recorrió la espalda. Sus dientes se apretaron con tanta fuerza que empezaron a emitir un molesto rechinido. ¡Quería correr y matar a la sirvienta allí mismo!

Pero, ¿por qué se enojaba? ¿Cuál era ese sentimiento que clamaba por ver a Toga lejos de Deku? ¿No tendría que alegrarse por el posible fin de sus problemas? Si Deku pasaba más tiempo con Toga, entonces no lo haría con él. Tendría al fin esa distancia que había intentado mantener desde la llegada de Midoriya; se acabarían sus charlas sobre plantas, ya que seguro gastaría su tiempo libre compartiendo con Toga; su sonrisa ya no sería tan frecuente en sus días porque alguien más la estaría viendo; los debates sobre qué libro de la biblioteca era mejor terminarían de una vez por todas, ya que seguro los haría con Toga, y eso era omitiendo toda las otras cosas que hacían juntos.

¡Acabaría su desdicha si Deku llegaba a mostrar interés en Toga! Sin embargo, la idea de abandonar todo a lo que se había acostumbrado a hacer con él, causaba un apretón en su pecho, y se incrementaba aún más si la idea de Toga siendo la causante de aquello estaba en su cabeza.

«Esto es lo mejor. No importa cuánto malditamente desee alejar a esa zorra, sé que no llegaré a nada con eso. Si esto seguía así, no sería bueno para ninguno de los dos. Terminaría recibiendo una reprimenda del padre si se enterara de que hemos vuelto a comunicarnos. Él hubiese podido ser exiliado de nuestros terrenos... No quiero que él sufra toda esa mierda, Deku no merece que yo condene aún más su vida». Pensó Katsuki, dándose cuenta con mucho pesar que todo lo que pasó en la iglesia a manos del antiguo pupilo del Padre, que todo el empeño que había puesto en cambiar, había sido en vano. «¡No puedo creer que me engañé a mí mismo por tanto tiempo! ¡Qué error de la naturaleza tan maldito soy!».

—Me siento muy honrado, señorita Toga, pero no puedo aceptar su propuesta. —Sorprendido, Bakugō prestó atención a las palabras de Midoriya, ¿qué estaba ocurriendo, era acaso un rechazo? Su respiración se detuvo por unos cuantos segundos—. No quiero sonar grosero, sin embargo, creo que sería mucho mejor mantener nuestra relación solo como algo laboral. Y, de ahora en adelante, me sentiré más cómodo si se refiere a mí por mi apellido. No vuelva a pronunciar mi nombre, por favor. —Lo oyó decir, viendo como cambiaba su sonrisita de hace unos minutos por un semblante completamente serio.

—¿Qué? ¡Pero lo amo! Tanto como una mujer puede llegar a amar a un hombre. Aunque sea deme una oportunidad, señor Mido...

—Ya dije que no, le pediré que no insista más con el tema. Iré al jardín a terminar con la zona sur, por si me necesita —dijo antes de retirarse por el pasillo contrario.

El silencio se apoderó de cada región, dejando un sepulcral zumbido en los oídos. 

Katsuki estaba paralizado, no esperaba para nada una respuesta como esa, y se sentía tan encantado como asustado. Que Deku fuese pareja de Toga le facilitaba las cosas, pero ya que la rechazó, no tenía idea de qué pudiera hacer ahora para distanciarse de él.

Estaba a punto de retirarse cuando una risa tétrica fue desprendida por Toga. Miró por el borde del muro, sintiéndose casi enfermo por sus mejillas rojas y ojos desorbitados.

—Yo no acepto un no por respuesta, Izuku —susurró, haciendo que Katsuki tuviera una mala espina de sus intenciones. Toga jadeó, balanceándose como una niña mientras cruzaba el pasillo—. Lo haré estar conmigo aunque esté en contra, de todas formas, lo que prefiera no es algo muy importante para mí. Tal vez el dolor que pueda pasar con mis cuchillos lo haga cambiar de opinión. Mañana sería un lindo día para encontrarme con él… ¡Ah! ¡Ya deseo ver sus lágrimas y escuchar como pide con la voz quebrada que me detenga! ¿Su sangre será tan dulce como él? —Suspiró, antes de desaparecer dando saltitos por uno de los cuartos.

◤Cantarella◢ [Bakudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora