Run fast for your mother run fast for your father

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Sovieshu tenia al gran duque con los ojos vendados, una botella parecida a la que portaba el alcohol en su fiesta era sostenida por él. — Entonces... ¿Cuándo tomes el contenido de la poción de amor te sacare con los ojos vendados y tendré que quitarte la venda con la primera chica que se me aparezca? — Repitió como una pregunta el emperador.

—¿Suena tan desesperado?

Sovieshu negó con su cabeza aún sabiendo que el duque no podia verlo. — Solo abra la boca y trague profundo, las muchachas no dejaran de buscarlo cuando lo haga. — bromeo abrazando la botella.

— Bien. Estoy listo. — Anuncio Kaufman preparado, abrió un poco la boca y Sovieshu solo le enfrascó el pico de la botella en sus labios. El duque comenzó a tragar con fuerza esa poción ¿Era necesario que tomara toda? Sovieshu no sabia eso pero como decía su madre "Mejor todo a nada. "

La poción se acabo.

Sovieshu apartó la botella del duque. — ¿Sigue consciente? — Pregunto, dándole golpecitos en las mejillas.

— Completamente. —  contestó con seguridad el duque. Sovieshu sacó el pañuelo Navier de su bolsillo y lo dejo encima de una repisa, no quería perderlo de nuevo.

— Me parece excelente. — dijo Sovieshu y jalo de la mano al duque ayudándolo a levantarse. Comenzó a conducirlo a los pasillos de afuera. Eran apenas las cuatro de la tarde, era imposible no encontrarse con alguna linda chica, fue lo que pensó Sovieshu.

Los pasillos cambiaron de entretenidos a eternos. No habia ninguna dama caminando por esos pasillos. Soviehsu cansado condujo de los hombros a Kaufman hacia el parque. Risas de voces dulces y femeninas se escucharon a lo lejos ¡Eran Navier, la duquesa de Tuania y otros!

Realmente Sovieshu no entendía la extraña obsesión de las mujeres y andar por el patio del palacio, tampoco entendia su fácil sociabilidad ¿Era demasiado patético para el emperador decir que el Gran duque Kaufman era su mejor, y tal vez, único amigo?

Un si lo haría llorar.

No era algo que debía pensar mucho, el emperador emocionado se coloco en frente del duque y le quito la venda de los ojos, dandose cuenta del error demasiado tarde. Al instante trato de tapar sus ojos con las manos, actuando solo como un raro..

Sovieshu quito las manos de sus ojos, observando en frente suyo el rostro de su amigo que transformaba sus mejillas al carmín. Lágrimas constantes salían de los ojos llorosos de Kaufman, igual a cuando una persona veía por primera vez a su amor luego de tanto tiempo.

Al instante Sovieshu volvió a ponerle la venda a los ojos. — No pienses en nada raro. Por favor. — Suplicó antes de que el duque se sacara la venda de los ojos y con sus dos manos tomo la mano del emperador en un acto de cariño. — No.

Sovieshu se deshizo del pobre agarre del duque y lo jalo de la mano, disparado a salir de la vista de su exesposa. — Sus manos siempre fueron tan fuertes mi emperador. —  dijó el duque Kaufman al sentir ser jalado por el emperador.

El emperador se estremeció al imaginar corazones en las pupilas del duque.

Aterrador.

Ambos llegaron hasta la habitación de Kaufman, que fue cerrada por Sovieshu apenas poner un pie. El quitó la venda de los centelleantes ojos del duque y ató con la venda las manos del duque en un nudo ciego. — ¿Tiene algun tipo de cura para esta poción? — Preguntó Sovieshu desesperado.

Un reemplazo mis cojones. [La emperatriz divorciada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora