Eran las 1 de la madrugada, una hora algo avanzada para mantener despiertos a algunos nobles, es decir... ¡Sus siestas de belleza no se tomaban solas!
- Siento que usted se haya enterado así de nuestro grupo... Prometemos que no volveremos a meternos en sus asuntos. - Se disculpo Navier, agarrando del pelo a su esposo por no mantener la boca cerrada. - ¿No es así Heinry?
Heinry chillo al sentir su pelo ser casi arrancado. - ¡Claro que si!
- No me interesa a que punto ustedes dos hayan indagado en lo que sea que el gran duque haya hecho, - Sovieshu suspiro agotado. - lo que quiero saber es cuantas personas más saben. El emperador me lo dijo a mi como si fuera algo simple, es imposible que solo ustedes dos este enterados.
Navier trago seco. Sovieshu podria ser un imbécil soberbio pero de todas maneras, habia sido criado para ser un emperador, no era alguien estupido. Seria sencillo para Sovieshu sumar dos más dos, y tal vez, acabaría descubriendo el secreto de Mckenna y Heinry.
- Nadie más lo sabe emperador. - Contesto la mujer mirando directamente a los ojos del emperador.
Sovieshu desvió la mirada, Navier suspiro en silencio aliviada. - Confió en ti Navier, estoy demasiado acabado para que este tipo de rumores circulen entre los nobles... Ahora solo quiero gobernar tranquilo, - El emperador tomo el espejo de mano que le regalo el gran duque para calmar sus nervios. - aún tengo a mi hija, y aunque esto sea un gran sacrificio... Valdrá la pena cuando la tenga en mis brazos.
Por un instante a Heinry se le derritió el corazón. Una de las cosas que podían asegurar de Sovieshu era que anhelaba con todo su ser convertirse en padre, hasta el punto en arruinar su relación con Navier y ponerse contento al empezar a hablar solamente del embarazo de Rashta.
Navier formo una sonrisa penosa en sus labios, le alegraba recordar como Sovieshu se pasaba tardes enteras hablando con ella con respecto a un hijo.
- Sera un buen padre, eso puedo asegurarlo... - dijo Navieer. De repente, el espejo con el que jugaba Sovieshu emitió una luz y comenzó a emitir un terrible chillido; Navier salto hacia atrás espantada.
Sovieshu alejo el espejo con una mano y se tapó un oido con la otra, - ¡Estoy contestando maldición! - expresó su disgusto a gritos. Al instante el espejo dejo de chillar y la imagen del Gran duque tirado en su cama saludaron a Sovieshu.
- Le dije que llamaría a las 3 de la mañana, admito que fue terrible desvelarme pero esa cara suya valió la pena. - Exclamó el Gran duque desde el espejo, Sovieshu se resistió a no aventar el regalo. - ¿Por qué no tienes ropa de dormir? Oh, sera que alguien también se desvelo... Cosas de emperadores, supongo.
- ¿Es ese el Gran duque? - pregunto Heinry con curiosidad. - Magia de comunicación, ohh. - suspiro asombrando, acercándose al emperador que parecía estar a nada de cometer un crimen de odio.
- ¿Esta con alguien más? Esa voz suena familiar.
Sovieshu formo una palabra con sus labios, y casi al instante el gran duque se desvaneció en el espejo con una expresión de pánico ¿Qué tipo de palabra clave había escrito Sovieshu? Fue lo que se pregunto Heinry.
Heinry apoyo su cabeza en el posador de brazos del sillon de Sovieshu, hablando entre bostezos, comenzo a molestar a Sovieshu.- Es algo egoísta de su parte no dejarnos saludar al gran duque emperador, ¿Hablan así de seguido? - La pregunta con trampa de Heinry solo provoco desagrado en el emperador; Sovieshu estaba cansado para escuchar canciones de novios infantiles, tal vez un golpe a la cabeza de Heinry lo pondría a dormir.
Navier noto como Sovieshu apuntaba con una mano la cabeza de su esposo, era increible a lo que podían llegar las personas cansadas.
- Emperador Heinry, debemos dejar descansar al emperador Sovieshu... Ya lo molesto demasiado durante la recepción final. - La mujer acariciaba la cabeza de Heinry mientras hablaba, causando una sensación espinosa para Sovieshu...
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Un reemplazo mis cojones. [La emperatriz divorciada]
FanfictionDesde que Navier se volvió a casar la vida para dos hombres se volvió miserable pero solo uno de ellos estaba tan desesperado como para buscarse un reemplazo con quien ahogar sus penas, o al menos eso era lo que creía Sovieshu. - ¿Podria repetir lo...