i love you so - the walters

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Kei no ha vuelto a pensar en el chico con pecas.

Ya ha pasado un mes desde su encuentro y no lo ha vuelto a ver. Durante la semana en que pasó eso intentó buscar al chico con todas sus fuerzas pero como no lo encontró sus esperanzas cada vez se encogían hasta que, por desgracia, se desvanecieron.

— Hola Tsukishima-san! — le dijo una chica sonriente.

— Oh, hola Hitoka — le respondió suavemente, Hitoka era una de las únicas personas que le caían bien.

— Hace tiempo que no te veo, ¿dónde te has metido? — le dijo al chico con un tono pícaro.

Por algún motivo se le vino a la mente el
momento de cuando conoció al chico peliverde. Rápido sacudió la cabeza intentando alejar ese pensamiento diciendose que solo fue una persona que le llamó un poco la atención y ya está.

— Estuve ocupando estudiando y trabajando en la cafetería, arquitectura es difícil y lo sabes — dice rodando los ojos y desviando su mirada hasta el ordenador que tiene encima de los muslos.

— Claro que si y yo n- —

— ¡¡Hitoka!! — gritó una chica de pelo negro y gafas — ¡Te necesitamos urgentemente!

— Bueno Kei, el deber me llama, ¡nos vemos! — dijo alejándose y despidiéndose con la mano.

El le responde el gesto y se pone a pensar.

Hitoka está haciendo la carrera de diseño, cosa que podrías a simple vista por lo bien que se viste: le encanta combinar colores pasteles con camisas y faldas, el no es un chico que piense mucho en la ropa pero de nota que Yachi se esfuerza en esta.

Conoció a Hitoka en la preparatoria, iban en el mismo curso en la misma preparatoria, no se hablaban ya que nunca coincidieron en clases, puesto que el iba en las avanzadas, ni coincidieron en los clubes, porque el siempre fue sl club de volei, en cambio, Yachi iba al de cocina.

Cuando se encontraron en la cafeteria de la universidad se sentaron juntos a desayunar, ya que no conocían a nadie, y se conocieron. Pero con el tiempo ella ha ido consiguiendo amigos y amigas con quien pasar el rato y hacer los trabajos.

Todo lo contrario a él, una persona amargada que alejaba a todo el mundo que se le acercaba, una persona que siempre tenia que hacer los trabajos en equipo solo, una persona que se ponía unos cascos sony blancos y se alejaba del mundo.

Oh, realmente esta solo.

Muy solo.

— Bueno Kei, ¿cómo ha ido esta semana?

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— Bueno Kei, ¿cómo ha ido esta semana?

— Cómo siempre. — Respondió mirando perezosamente a un cuadro de un astronauta agarrando una estrella con una luna enorme detrás, siempre que va a la consulta de la señora Yamaguchi se pregunta el significado de ese cuadro.

— Kei, yo realmente quiero ayudarte, pero tu no cooperas en nada, se que tu no quieres estar conmigo pero no es que lo quieras, es que lo necesitas. — le dice la psicóloga

Lleva ya unos meses yendo a la psicóloga. Sus padres le pusieron una cuando se enteraron que su hijo se saltaba la mayoría de comidas y no dormía las suficientes horas correspondientes resultando que tenga un aspecto terrible. La madre de Kei era amiga de una mujer que era psicóloga así que le explicaron la situación y ella dijo que se encargaría de él. Sabemos que es mayor de edad pero sus padres realmente se preocupan por su salud y quieren que sea feliz.

— Yo no necesito ningún psicólogo — dice de una manera tan baja que parece un susurro, esta cansado, muy cansado.

La señora Yamaguchi se levanta sin responder de su asiento y se sienta a su lado.

— Kei, yo en algún momento de mi vida también fui adolescente y sé lo difícil qué es esa etapa. También tengo un hijo de tu edad y intento comprenderlo. — le pone la mano el hombro y suavemente le da caricias y le da una sonrisa triste— No te lo guardes todo para ti, por favor.

— Y-yo n-no se... y-yo.. — inhala aire lentamente y le da una sonrisa a la mujer que tiene al lado — Gracias, muchas gracias.

— Oye tranquilo, no hace falta que me agradezcas, para eso estoy aquí ¿no?

El asiente y se levanta para ir a buscar su sudadera y irse, pero cuando esta a punto de cruzar la puerta la señora Yamaguchi lo llama.

— ¡Ah si! Me gustaría que este viernes vinieras a cenar a mi casa, mi hijo también es un poco reservado y no tiene demasiados amigos ¿sabes? Creo que te caería bien.

— Oh — eso lo tomó desprevenido — ehh ya me lo pensaré, gracias por invitarme, tenga un buen día.

Seguramente no iría, ya le entraba el pánico al saber que cenaría con un chico  de su edad. ¿Hace cuanto tiempo que no iba a cenar con alguien que no fuese de su familia? Ni el lo puede recordar.

Pero en el fondo sabe que le iría bien ir.

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- shoyobrownie <3!

#simplemente; kei + tadashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora