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Kisaki iba tarde a clase, y siendo él un estudiante ejemplar, el hecho de llegar tarde a clase lo ponía sumamente nervioso

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Kisaki iba tarde a clase, y siendo él un estudiante ejemplar, el hecho de llegar tarde a clase lo ponía sumamente nervioso. Aunque no era tarde del todo, pero tenía los minutos y segundos contados para llegar al colegio, siendo Kisaki una persona sumamente analítica tenía un plan infalible para llegar a su salón y poder sentarse en su puesto antes de que el profesor llegara.

Pero antes de que pudiera iniciar con su plan, la variante h que no considero en su plan se presentó.

Hanma estaba recostado en una pared a unos dos metros de la puerta principal, tenía los ojos cerrados y el humo abandonada su boca con una lentitud hipnotizante. Sus largos dedos volvieron a poner el cigarrillo encendido entre sus labios y dio otra calada, lo retiró y volvió a expulsar el humo de la misma manera que antes, mientras tanto su pulgar le daba pequeños golpecitos al cigarrillo para poder hacer caer la parte ya hechas cenizas.

Kisaki se sentía abstraído¹ y embelesado²  ante tal escena, y de pronto Hanma levantó la mirada, haciendo que el corazón y mente de Kisaki se alborotaran.

— ¡Hey, Kisaki, ven! — llamó el pelinegro, por unos segundos Kisaki creyó haber oído mal, hasta que vio a Hanma llamarlo con el movimiento de su mano libre, y Kisaki caminó inseguro hacia él.

Una semana exacta había pasado desde su primer encuentro, desde la primera vez de Kisaki fumando, luego del sonar de la campana de aquella vez ninguno de los dos había vuelto a cruzar palabra con el otro, solo se limitaban a pequeños monosílabos y bisilabos cuando era necesario y cuando no lo era un asentimiento de cabeza a modo de saludo era suficiente, aunque no era que pudieran hacer más, considerando que la mayoría del tiempo que pasaban en el colegio lo pasaban con sus respectivos grupos de amigos.

Pero ahora ahí estaban, solos, solo ellos dos sin nadie más a la vista. Y eso hacia que Kisaki se convirtiera en un manojo de nervios.

— Hola, Saki — saludó Hanma.

— Hola, Hanma...¿No deberíamos apurarnos? Vamos tarde a clase — fue el saludo de Kisaki.

—Oh cariño ¿Cuántas faltas tienes con ese profesor? — interrogó Hanma, tirando el cigarrillo ya consumido al suelo y pisandolo para que este se apagará por completo, y dirigió su ambarina mirada hacia el bajito y lindo moreno.

— Solo dos ¿Porqué la pregunta?

— Por que necesitaba saber que tan culpable me sentiría, pero ahora veo que no lo haré, después de todo no arruinare la asistencia perfecta de un bonito chico al pedirle que se quede conmigo.

— ¿Yo? ¿Quedarme contigo? — preguntó con un hilillo de voz, sintiendo cómo por segunda vez en el día, su corazón y mente se alborotaban y amenazaban con colapsar en cualquier segundo. Y como una manera de expresar aquella sensación, su rostro se tiñó ligeramente de un tono carmesí.

— Si, tú. ¿Quieres ir a algún lugar en especial o prefieres que nos quedemos sentados aquí? — preguntó Hanma, sin dejar de contemplar las facciones de Kisaki.

Cigarettes ⠸𝔥𝔞𝔫𝔨𝔦𝔰𝔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora