No podrías ignorar los golpes en tu puerta por mucho más tiempo. Con un gemido, te diste la vuelta y hiciste clic en tu teléfono. 2:38 am. ¿Quién diablos estaría llamando a tu puerta a esta hora del día? Te arrastras fuera de la comodidad de tus cálidas mantas y caminas penosamente hacia la puerta.
Abres la puerta y el olor a alcohol te golpea en la cara. El cuerpo borracho pero hermoso de Ten está apoyado contra el marco de tu puerta, con una amplia sonrisa en sus labios. Su ropa está manchada en lo que solo se puede asumir que es la causa del olor con el que arden sus fosas nasales.
"Hola bebé." Él arrastra las palabras, pasando una mano por su cabello recién teñido. Si fuera cualquier otro que no fuera él, le habrías cerrado la puerta en la cara y habrías regresado a la cama. Pero siempre has tenido debilidad por Ten. Desde entonces le dije a ese chico de tu clase conjunta de inglés que se fuera a la mierda cuando no podía captar una indirecta.
No lo llamarías un flechazo, pero definitivamente es diferente a cualquier otro chico. Él nunca deja de hacerte reír, es un abrazador brillante y siempre paga tu comida cuando salían juntos. Él siempre arregla tu cabello cuando está desordenado y te dice cuándo se ve la tira de tu sostén. Te hace sentir bien por dentro, casi borroso. Tal vez fue un flechazo, pero te negaste a caer en el cliché de que un niño y una niña no pueden ser simplemente amigos.
"¿Por qué estás en mi casa? ¿A esta hora de la mañana?" Preguntas, temblando levemente por la brisa que golpea tus piernas. Estás usando solo tu ropa de dormir; una camiseta sin mangas y pantalones cortos y podías ver que Ten estaba mirando tu piel expuesta.
"Me cansé de la fiesta en la que estaba. Quiero pasar tiempo contigo. Entonces estoy aquí. ¿Puedo entrar?" Mueve las pestañas como siempre lo hace cuando quiere lo que quiere. Algo que has aprendido mientras pasaron tiempo juntos y no puedes decirle que no. Abres la puerta un poco más y él se desliza dentro, dirigiéndose directamente a tu dormitorio. Te frotas los ojos mientras lo sigues, medio preguntándote si estás soñando esto.
Mientras regresa a su habitación, ve a Ten, con los zapatos y la chaqueta tirados en el suelo, acostado en su cama. Acariciando tu almohada. Parece un gato demasiado grande y no puedes evitar arrullarlo.
"¿Por qué aquí? ¿Por qué no te fuiste a casa como todos los demás?" Preguntas, cayendo en la cama a su lado. Frente a él, haces contacto visual con él y tu corazón se acelera. Es tan lindo. Especialmente de cerca. Tiene un maquillaje sutil en los ojos y un poco de brillo en los labios. Te preguntas a qué sabe.
"Estaba pensando en ti en la fiesta y quería verte. La fiesta fue aburrida, pero tu no lo eres". Quieres encogerte un poco ante sus palabras cursis, pero no puedes detener el sonrojo que se arrastra por tus mejillas. Miras tus manos, tus dedos jugueteando consigo mismos.
"Bueno, voy a ser bastante aburrido porque estoy muerto de cansancio Ten. Son las 2:30 de la mañana. Iré a arreglar el sofá. Puedes dormir aqui." Vas a levantarte, pero él te agarra de la mano. Entrelazando los dedos, Ten te mantiene quieto.
"No, duerme aquí."
"¿Quieres dormir en el sofá?"
"No. ¿Puedo.." -Comienza, pero se apaga y juras que puedes ver sus mejillas enrojecer. Levanta las cejas y finalmente continúa su oración, "¿puedo dormir aquí esta noche? ¿Contigo?"
Lo miras sin aliento por un segundo. Él te mira con ojos serios y tú escaneas su rostro en busca de alguna posibilidad de que esté jugando contigo. Miras de él a la cama y viceversa, tu mente corriendo a un millón de millas por hora. Si lo dejas quedarse, sabrás que tus sentimientos reprimidos saldrán a la luz y no querrás arruinar esto el uno para el otro. Es uno de tus mejores amigos.
"Sí, si quieres." Te las arreglas para tartamudear y la sonrisa que cubre el rostro de Ten es suficiente para que te preocupes un poco menos, pero también hace que tu cabeza se acelere. Le dices que se ponga cómodo e inmediatamente te arrepientes de eso cuando comienza a quitarse los jeans. Exponiendo sus muslos gruesos y ni siquiera puedes soportar mirar más aariba. Es demasiado pronto para pensar así.
"Bueno, vamos entonces, abrázame". Ten dice, deslizándose bajo las sábanas y palmeando el espacio frente a él. Vacilas un poco, pero decide que sería menos sospechoso si dijera que sí. Te deslizas a su lado y te acuestas frente a él, dejando un pequeño espacio que cierra rápidamente, presionando su firme pecho contra ti. "Yo nunca intentaría nada contigo, nena. Duermo mejor cuando abrazo algo y tú ya eres mucho mejor que mi almohada". Susurra en tu cuello, sus labios presionando suavemente contra tu piel.
Las alarmas se disparan en tu cabeza. Esto definitivamente no es amigable. Ten está completamente presionado contra tu espalda, con el brazo firmemente alrededor de tu cintura y su nariz acariciando tu cuello. ¿Te está oliendo? Oh Dios. Lentamente estabilizas tu respiración, esperando que él no se dé cuenta.
"Buenas noches Ten".
"Buenas noches bebé, te quiero".
Tu corazón cae y también lo hace el centavo metafórico. Estás profundamente involucrada con este chico. Va a ser una noche larga.
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