Cuando cierro los ojos veo un muro infinito. Un muro que está allí. Y justamente cuando iba a obviarlo y seguir mi camino, me urge querer atravesarlo.
Una sensación agónica, dolorosa y cansada.
Corro hacia el muro deseando ferviermente que fuera una ilusión. Pero no lo es.
Es un muro de madera.
Y es raro, porque son fáciles de derribar.
Dos opciones: Fuego o Hacha.
Me decanto por la hacha. Y rompo la madera.
Y sigo corriendo, hasta toparme con un muro de roca. Este muro sí que tiene final. De hecho forma un círculo.
Inspecciono si puede haber algún fallo. Pero no lo hay. Ningún saliente. Nada a lo que agarrarse.
Y aparece una ventana.
Muy simple pero resistente.
Antes de querer romperlo, miro por la ventana.
Y veo un niño agazapado. No, está sentado abrazando sus rodillas.
Parece que llora, pero no escucho nada.
Y ya no sé qué hacer.
Petición hecha por: Hund.
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Textos Improvisados.
RandomTextos breves surgidos de la combinación de un par, tres, cuatro o cinco palabras.